Lunes, 27 de Mayo 2024
Cultura | Artista sonoro. Israel Martínez, Guadalajara 1979

Explorador del sonido y come libros

“No soy un compositor con doctorado en medios electrónicos, sino que siempre me acerqué por el lado de la melomanía: escuchar mucha música, leer muchos libros, ir mucho al cine”, explica Israel Martínez, quien en el verano partirá a Alemania becado

Por: EL INFORMADOR

Guadalajara es una ciudad que tiene muchísimos problemas con lenguajes modernos en todas las artes: cine, literatura, sonido, en todo.  /

Guadalajara es una ciudad que tiene muchísimos problemas con lenguajes modernos en todas las artes: cine, literatura, sonido, en todo. /

GUADALAJARA, JALISCO (24/ENE/2012).- Israel Martínez (Guadalajara, 1979) es un artista multidisciplinario y músico electrónico que trabaja con el sonido como su fuente y tema principal.

Su discografía incluye, sin contar las numerosas apariciones en compilaciones alrededor del mundo, Cubensis(2005), Los Demonios de la Lengua (2006), Exorcizios (2008), Nareah(2009), Triptych (2010), Sigilo (2011) y El hombre que se sofoca (2011). Este último álbum, publicado por el sello europeo Sub Rosa, fue presentado recientemente por la revista norteamericana SPIN, como el número 4 dentro de los 20 discos avant-garde más destacados de 2011.

A principios del 2012, Israel publicará Two espressos in separate cups, una versión estéreo de 40 minutos de una obra auditiva originalmente producida para el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En años recientes, Israel Martínez ha incursionado en el arte contemporáneo mezclando diferentes disciplinas. Así, además de realizar conciertos, ha expuesto obra en otros formatos como instalación, intervención y video en diversos países de América y Europa. En 2007 recibió en Austria el Award of Distinction de Ars Electronica, una de las instituciones más importantes de artes y medios tecnológicos en el mundo. Es cofundador, junto a su hermano Diego Martínez, del sello independiente de música electrónica Abolipop.

Recibió la beca del DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) en su programa de intercambios culturales para trabajar y exponer en Berlín, a donde partirá por un periodo de 8 meses a un año en el verano de 2012.

Proyección internacional
“Empecé haciendo música en 1997 con La sangre de Alicia, un grupo de rock gótico que duró 3 años. Publicamos un casete llamado El Teatro de la Vida, que gracias a la reseña de una revista de la ciudad México, tuvo una distribución en todo el país y en poco tiempo logré dar conciertos fuera de Guadalajara, cosa que desde el inicio me cambió completamente mi perspectiva sobre cómo moverme en la escena cultural.

Porque por lo general los creadores tapatíos tienen un universo que inicia en el centro y termina en la colonia Americana. Por eso hemos creado monstruos de los cuales no quiero mencionar sus nombres, pero son solamente héroes locales sin ningún eco en otras partes del país, y mucho menos en otras partes del mundo. Y a mí fue justo lo contrario lo que me llamo la atención: el poder tener comunicación y retroalimentación de gente de otros lugares. Me acuerdo que ese demo lo mandamos a España y nos fue muy  mal en las reseñas, pero esos golpes nos daban más ganas de trabajar.

Después  terminó ese proyecto y yo hice un grupo de música industrial que se llamó Sueño de Luna, a finales de 1999. Ahí comencé a trabajar con sintetizadores, con cajas de ritmo y luego con la computadora.

A la par, mi hermano Diego hizo un proyecto que se llamaba Lumen: a los 15 años agarró mi caja de ritmos y yo me sumé a él. Después él se quedó con el proyecto llamándole Lumen Lab y yo comencé a hacer arte sonoro y música experimental. Y a inicios de 2003 Diego y yo formamos Abolipop Records, un sello de música electrónica que fue muy importante para nuestro trabajo y trayectoria.

Del lado izquierdo de la música
Siempre me ha tocado ser la izquierda en la ciudad. Lo viví desde el 97 que empecé con mi grupo, cuando lo más popular era el metal, el punk y el reggae. También cuando hice mi primer grupo industrial, pues el uso de teclados y computadoras en el escenario era conflictivo para la escena rockera. Cuando comenzamos con Abolipop a principios de 2003, la música electrónica que se conocía en la ciudad era el sonido house de Nopal Beat, mucho más comercializable y bailable.

Fuimos el primer sello con este perfil de música electrónica alternativa, con un arte gráfico muy trabajado para cada disco. Es lo que vivíamos en ese momento como jóvenes de la ciudad que estábamos un poco enfadados de las raves y de los conciertos de rock, y no encontrábamos nuestro espacio, y en vez de criticar y hacer mierda –que es el ejercicio habitual en la ciudad—, propusimos nuestra propia creación.

Como Abolipop fuimos los primeros en México en regalar música por Internet (…) Ahora cada vez sacamos menos discos físicos, no nada más porque ha cambiado el sistema de venta y distribución, sino porque también quedamos menos artistas y en mi caso estoy publicando en otros sellos extranjeros, que a mí me beneficia porque tienen una distribución más fuerte en todo el mundo.

Yo tengo dos o tres discos gratuitos que los veo como promocionales, pero mis discos siguen saliendo en formato físico y a la venta. Estoy un poco hecho a la antigüita: para mí el formato físico es súper importante.

Crear arte sonoro en México y Guadalajara
Yo creo que hay un pequeño auge de la experimentación sonora en México, sobre todo en el DF: ahí se hizo en 1999 el primer festival internacional de arte sonoro organizado por el curador Guillermo Santamarina, con una calidad a la par de cualquier festival mundial.

En Guadalajara la primera artista sonoro que trabajó fue Luz María Sánchez. En los últimos dos años se ha ampliado con la llegada de proyectos como Sociacusia que organiza talleres constantemente, ofrece conciertos y que además tiene el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, por lo que pueden hacer todo de manera gratuita.

En mi trayectoria me he enfrentado con que Guadalajara es una ciudad que tiene muchísimos problemas con lenguajes modernos en todas las artes: cine, literatura, sonido, en todo. Siento que no es una ciudad cerrada, es abierta y  es un campo fértil de trabajo; una ciudad muy bondadosa para trabajar en ella, pero que siempre llega tarde a las tendencias actuales.

Multiartes
Desde 2006, me empecé a insertar en la escena del arte en general: comencé a hacer obras que ya no son sólo musicales, sino obras in situ, intervenciones de sitio, obras de video, acciones, y seguí trabajando en el campo de la música como lo había hecho desde 10 años antes, pero también en el campo del arte. Y otra cosa que he hecho desde 1996 es escribir sobre música, primero en Siglo 21 y luego en Tentaciones. Ahora escribo para Replicante y para festivales como el Aural de música experimental.

Al final he encontrado la forma de seguir explorando en distintos territorios –sea arte, música, concierto, exposición o redacción de texto— el sonido y su contexto social.

Siempre he tenido mucha libertad en mi forma de crear, porque no soy un compositor con doctorado en medios electrónicos, sino que siempre me acerqué por el lado de la melomanía: escuchar mucha música, leer muchos libros, ir mucho al cine. Yo veo todo muy libre, y no entiendo por qué  una persona que trabaja en un medio no pueda trabajar en otro. Creo totalmente en la multidisciplina o interdisciplina.

Y estoy fascinado de trabajar en distintos espacios con distinta gente. Vengo de una familia que no tiene un acercamiento a la cultura y al arte por sí mismas. En mi casa no hubo una súper biblioteca ni una súper audioteca, ni mis padres eran músicos ni literatos. Pero ellos me apoyaron para que hiciera lo que quisiera en términos de la búsqueda de cultura. Desde niño iba a conciertos de música subterránea en Guadalajara y en la preparatoria empecé a devorar libros. Iba a muchas cosas aunque no las entendiera, pero ese no entendimiento es lo que me llamaba la atención.

Los últimos años que he dado este paso de ya no sólo trabajar con discos o conciertos sino entrar a galerías, museos, o lugares como plazas públicas, lo he sentido con mucha naturalidad. Para mí es lo más normal porque desde siempre me encantó poder nutrirme de distintas disciplinas artísticas o culturales.

Aventura berlinesa

Fui invitado por el DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) en su programa de intercambios culturales para hacer una residencia artística en Berlín en el 2012. No es un programa académico: no hay que dar clases ni estudiar, es únicamente para crear y exponer en Alemania.

Es una beca que existe desde los sesenta y en el caso de música la ha tenido puro peso pesado como John Cage, Iannis Xenakis y Morton Feldman, artistas seminales en la música contemporánea y el arte sonoro. En arte la han tenido Gabriel Orozco, Abraham Cruzvillegas y Minerva Cuevas. Y en literatura Guillermo Fadanelli. Y para 2012 yo seré el invitado.

Además tengo que trabajar un proyecto en 2012 en México porque tengo la beca de jóvenes creadores del FONCA entonces tengo que conciliar los dos proyectos”.

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