Jueves, 25 de Abril 2024

El arte de iluminar y diseñar la escena

En el marco de la presentación de de Peer Gynt, Enrique Morales "Chester" nos comparte cómo ha labrado su vida en el mundo de las artes escénicas para recrear atmósferas a través de la iluminación

Por: Jorge Pérez

Enrique Morales pasó de los escenarios a las consolas. EL INFORMADOR / G. Gallo

Enrique Morales pasó de los escenarios a las consolas. EL INFORMADOR / G. Gallo

El plan de vida de Enrique Morales, más conocido como Chester, era convertirse en actor. Por eso se matriculó en la Licenciatura de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara. Pero las circunstancias alrededor del teatro lo bajaron del escenario y lo llevaron tras bambalinas y detrás de las consolas. Carlos Maciel (entonces jefe de departamento al que estaba adscrita la licenciatura que cursaba) fue quien lo invitó a participar detrás de las producciones, en la Feria Internacional del Libro y el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Así nos lo platicó al interior del Teatro Degollado en una pausa en los preparativos para Peer Gynt, puesta en escena de Jorge Tadeo.

Chester recordó que su gusto y participación en el teatro nació desde la preparatoria, en un ambiente estudiantil donde improvisaban elementos como la iluminación, uno de los campos en los que se especializó. Más que cautivarlo, esta parte del teatro lo atrajo porque no había muchas personas que lo hicieran. Ya con toda su experiencia en la producción, Chester recuerda el momento en que dejó el escenario: en 2000, tras su examen de titulación y con una puesta en escena en el Teatro Torres Bodet en donde notó lo difícil que era compaginar actuar y producir. “Por eso dejé de ser actor. Hay mucho estrés en el escenario como para también hacer el corte de taquilla, pensar en el momento en que debe entrar una luz…”.

Era una época en donde el teatro local todavía no entraba en el gran boom que vive actualmente. Una primera empresa que buscó llenar ese hueco en Jalisco fue el esfuerzo que tuvieron Luis Manuel Aguilar, alias el Mosco, Rogelio Zepeda y Morales, aunque en un primer momento no tuvo tanta aceptación: “Finalmente el mercado nos dio la razón”.

La producción de un espectáculo escénico contempla la iluminación, el vestuario, el maquillaje, gestiones para tener todo el equipo necesario y un sinfín de elementos de los que muchas veces el público no está al tanto. Por eso el precio de los boletos: es un todo en el que el show es el resultado final, pero sin lo demás nada sería posible. Como un ejemplo reciente, Chester cita a la puesta en escena de “El lago de los cisnes” con temporada en el Parque Metropolitano, donde trabajan más de 100 personas detrás.

Otros espectáculos recientes en los que ha trabajado fueron las presentaciones de seis compañías en el Festival internacional de Danza Contemporánea Onésimo González, además de “Otelo” en la temporada de ópera de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, donde participó con diseño de escenografía e iluminación. Regularmente participa en los montajes de Ballet de Jalisco, como el citado “El lago de los cisnes”.

Con todo el arduo trabajo previo de diseño y preparación para cada producción (con una periodicidad aproximada de cada dos meses, en el caso del Ballet de Jalisco, por ejemplo), la pregunta es inevitable, ¿cómo vive, cómo ve un espectáculo alguien que trabajó en su creación?: “La gran ventaja que tengo es que me ilusiona mucho la escena. Disfruto mucho cada momento. También trabajo con el Ballet Folclórico, cuando entra el mariachi es maravilloso verlos en escena y escucharlos”, comentó con gusto Chester.

Se suele decir que el mejor lugar para escuchar un concierto es estar lo más cercano a la consola de audio, pues desde allí los ingenieros calibran todos los canales. En el caso de las artes escénicas, ¿cuál es el mejor lugar para disfrutar de un espectáculo? Chester afirmó que “Depende mucho del teatro y de su perspectiva”. Por ejemplo, comentó, en el Teatro Degollado la cabina está arriba, pero se aprecia mucho mejor desde la fila J en la parte baja: desde allí se trabaja la iluminación.
 

Estar presente para cuidar los detalles

La tecnología es una herramienta que ha mejorado notablemente en los últimos decenios, y ha sido un factor que ha detonado también la profesionalización y especialización del oficio, agregó Chester: “Ahora se pueden automatizar muchas cosas en cada canal. Ya no es tan sencillo. Las consolas hacen más cosas, pero es más complejo. Se pueden configurar como configuramos nuestra tableta o celular, y aunque sea un mismo modelo de consola, cada una es distinta. Antes cualquier director se podía acercar a la consola y mover lo que quería, ahora no”.

Como ejemplo, la producción de Peer Gynt contempla cerca de 300 luces, en tres categorías: unas para iluminar, otras para crear una atmósfera visual y otras más para iluminar detalles en específico. Un caso similar es el de la niebla y el humo artificial, con tres variantes utilizadas en “El lago de los cisnes”.

Son horas y horas de programación las necesarias para que lograr ese trabajo, que aunque puede dejarse automatizado por completo, siempre existe el factor humano y los detalles inesperados que requieren la atención del encargado. Como ejemplo, Chester menciona “El lago de los cisnes”, donde se pudo haber dejado programado todo, pero en el que hay detalles como la lancha surcando el agua del lago: en la primera función quien remaba lo hizo un poco más lento, un mínimo detalle que hubiera desencadenado que se desfasara todo el espectáculo.

Otro rubro de la tecnología es la posibilidad de proyectar imágenes, con la técnica denominada video mapping. Así lo han hecho en recintos como el Instituto Cultural Cabañas, donde presentaron en años pasados La bella durmiente con el Ballet de Jalisco bajo la dirección de Darius Blajer. Este recurso es muy atractivo para la gente, como se comprobó en taquilla: “Antes de publicar fotos en redes sociales de cómo se veía el espectáculo teníamos cerca de 200 vendidos para cada función. Cuando las publicamos y la gente las vio se vendieron, tuvimos llenos en las 12 funciones. El público vio lo que era y le gusto. Hubo gente también que no entendió y pensó que habíamos ‘pintado’ el Cabañas, ¡que cómo nos habíamos atrevido!”.

Con el video mapping, agregó Chester, existen más riesgos en escena: “Hay que cuidar mucho la luz, no manchar la pantalla. Además de combinarlo con la atmósfera”, esto porque lo proyectado en pantalla debe casar con aspectos escénicos como el vestuario de los actores y bailarines.
 

Palmarés

Con cerca de 20 años trabajando en las artes escénicas, Chester compartió tres de sus espectáculos favoritos: “4:48 psicosis de Sarah Kane, se presentó en el Teatro Experimental”. Fue dirección del Mosco Aguilar, y contemplaba “Un cubo de acrílico de 1.80 x 1.80, muy complejo para trabajar las tonalidades”. Otra puesta en escena de la que se siente más orgulloso es “Otelo”, producción de la Secretaría de Cultura y presentada en la temporada de ópera de la OFJ; y “El lago de los cisnes”.

Enrique Morales colaboró del 2002 al 2005 en el Festival Internacional Cervantino como coordinador técnico de artes escénicas y danza; posteriormente estuvo como director del Teatro Estudio Cavaret, del 2005 al 2009.

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