Esta nota nace con la intención de ayudar a resolver la pregunta que nace cada fin de semana: ¿A dónde salimos hoy a cenar? Es curioso, porque son muchas las opciones, pero cuando llega el momento de elegir, todas ellas desaparecen, y casi siempre volvemos a los lugares acostumbrados. Pero, ¿por qué no intentar transitar por senderos diferentes? Lejos del caos del tráfico, distanciados de los lugares de música estridente y repetitiva. Detrás de los sabores sutiles y las charlas que se tejen suavemente con el pasar de las horas.Esta nota llega con tres propuestas para disfrutar de una velada íntima. De sabores intensos pero diferentes. De cartas alejadas del lugar común pero siempre con un sabor que nos haga sentir más cerca de lo correcto.Sabroso Veneno siempre es una buena opción para comenzar a disfrutar las dulces mieles del fin de semana o combatir la hiel del miércoles. Es un lugar de proporciones discretas y sabores enormes, en el corazón de la siempre caótica Av. Enrique Díaz de León (muy cerca de la Rectoría de la Universidad de Guadalajara). Aquí las charlas nacen alrededor de mesas plegables, luces de neón, cacahuates como botana y con DJ en vivo por las noches.La carta de alimentos de este recinto se rige por la creatividad de su cocina y los ingredientes de temporada. Ese cambio sin embargo, no impide que el menú tenga una que otra figura eterna, ¿Los infaltables? Sus exquisitos tlacoyos, así como sus fabulosos tacos de champiñón, charales y/o chicharrón prensado. Todo acompañado por un bien nutrido menú de cervezas artesanales o una coquetona caguama.La cerveza artesanal podrá estar de moda, pero el vino es un eterno convidado en toda mesa. Tintos, blancos y rosados son compañeros desde hace milenios en toda cena, comida o convivencia.Todo lo anterior lo saben bien en El Corcho, un rincón pequeñito en la calle Argentina #15 que se ha ganado un nombre gracias a la excelente cocina de Nahúm Camacho, dueño del recinto y quien le impregna pasión y amor a cada platillo.La cocina aquí tiene un fuerte acento mediterráneo, con especial inclinación a la gastronomía ibérica. Lo mismo unas tapas, croquetas o tabla de quesos y carnes frías, que son perfectas para comenzar la bohemia. Si buscas algo para “picar”, las papas de la casa son una opción ideal. La carta de vinos brilla por la intensidad y tino en su maridaje, apoyada en uvas provenientes de Argentina, España, Australia y claro, México.Justo en la esquina de las calles Morelos y Emerson se encuentra un pequeño Edén para los amantes de la vid. Podrás ir cien veces a Romea, y no encontrarás repetición alguna en su carta de vinos.Son especialistas en presentar nuevas etiquetas para ofrecer a sus comensales, y sus meseros tienen la gran cualidad de sugerir el líquido exacto que estás buscando. ¿Fresco, ácido, afrutado… sensual? Ellos tienen la copa precisa.El menú (colgado en pizarras en el techo), ofrece desde emparedados hasta una suculenta tabla de quesos con jamón serrano. Para aquellos que no encuentren gusto en el vino, también hay cerveza artesanal. Si decides ir entre viernes y sábado, procura reservar. Ojo, también hay desayunos y comidas.
