Miércoles, 24 de Abril 2024

Conoce a "Los Ozuna", una familia con 40 años de tradición fabricando velas

El negocio familiar inició con la abuela, y desde entonces el conocimiento pasa entre generaciones

Por: EFE

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

La familia originaria de Chiapas espera el Día de Muertos para aumentar la venta de sus productos. EFE/C. López

Varias generaciones de la familia Ozuna, en  Chiapas, han dedicado 40 años de su vida a la fabricación de velas artesanales y estos días aumentan sus ventas por las festividades del Día de Muertos.

"Es una herencia de familia pues lo empezó a trabajar una de mis abuelitas. Después lo trabajó mi mamá y heredamos nosotros el trabajo

"Es un taller de velería y es una herencia de familia pues lo empezó a trabajar una de mis abuelitas. Después lo trabajó mi mamá y heredamos nosotros el trabajo. Y gracias a Dios estamos cumpliendo con la herencia", explica Benigno Fonseca Ozuna.

Los Ozuna pasan sus conocimientos de generación en generación para realizar velas artesanales en el municipio de Teopisca, en donde llevan 40 años fabricando este instrumento usado en las festividades de la comunidad.

El taller está ubicado en la calle principal del centro del poblado chiapaneco de Nuevo León, a 30 minutos del municipio de Teopisca.

Benigno dijo que fue su abuela materna quien comenzó el negocio familiar y desde un principio se realizaban velas de varios colores y tamaños.

Luego fue su madre, y ahora él junto con su hermano, son quienes continúan fabricando velas.

Crece la demanda 

Ante la cercanía de las celebraciones para el Día de Muertos, los artesanos se ven obligados a trabajar a marchas forzadas debido a la demanda por las velas artesanales a precios económicos.

Ello a pesar de que la parafina subió su precio y la cera de abeja es muy difícil de conseguir.

Julieta Moreno Cruz, esposa de Benigno, también colabora en la elaboración de las velas. Su conocimiento le fue transferido por su suegra y desde hace 10 años ha dedicado su tiempo a mejorar la técnica, pues es todo un arte elaborar cada vela.

Ahí también se encuentra el hijo de Benigno, que todavía es joven, pero podría extender el negocio al menos una generación más.

Algo de historia

Desde épocas prehispánicas, las velas se emplean para cumplir rituales y se consideran conductores de energías para que se logren los deseos.

En este ritual se incluye también la sanación del cuerpo de una persona enferma. Y también se prenden la velas en recuerdo de quienes dejaron ya esta vida.

Socorro Villanueva Martínez, vendedora de velas en uno de los mercados, expresó que para los pueblos las velas tienen mucha importancia a nivel religioso.

"Ellos tienen la cultura maya enfocada en la sanación espiritual. Las ofrendas son para pedir abundancia y para agradecimiento. Y en estas fechas se celebra el agradecimiento de los que ya pasaron a una mejor vida", dijo.

Productos locales

El taller produce alrededor de mil a tres mil velas diarias.

Julieta aseguró que mantenerse en el oficio no ha sido fácil, pues desde que iniciaron sus trabajos los precios de la materia prima, como la cera de abeja, se han disparado, llegando a costar hasta tres veces más.

Por otro lado, comentó que aunque en el taller laboran cuatro personas, todos integrantes de la familia, en las temporadas altas se apoyan con más mano de obra.

"Fue difícil porque se necesitan muchas cosas, se necesita dinero, se necesita tiempo, paciencia, también cuenta el cansancio", expresó la mujer, que indicó que desde octubre hasta febrero es la época de mayor trabajo, y subrayó la importancia del consumo de productos locales. 

AF

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