Cuando Diana Galindo se dio cuenta del desbordamiento del río Salsipuedes, que pasa frente a su casa en San Gabriel, ya era demasiado tarde, pues el agua, lodo y troncos ya no la dejaron salir ni a ella ni a su madre. "Me llamó mi hermana que estaba saliéndose el río hacia arriba, que nos saliéramos pero no nos pudimos salir. Cuando nos asomamos a la puerta el agua ya estaba ahí. Subió como dos metros".José Preciado Benavides tiene su casa a unos 30 metros de la esquina. Era domingo y decidió salir con su familia cuando oyeron el alboroto. "Nosotros estábamos comiendo y al salir de comer escuchamos un sonido estruendoso, nos venimos para acá y cuando llegamos aquí ya estaba todo inundado, fue cosa de segundos. (...) Aquí al otro lado estaba mi hermana y otra señora, llegó mi hijo y lograron sacarlas". No tuvieron la misma suerte Diana y su madre pues, aunque cerraron las puertas, la presión del lodo y los troncos reventó las protecciones y entró todo en una avalancha que se elevó más de dos metros. "Estuvimos todo el tiempo en uno de los cuartos porque hasta ahí nos aventó el agua y el golpe de los muebles". Diana quedó sobre un mueble mientras que su madre tenía uno encima, la dos sin poder moverse; solo pudieron estirar la cabeza lo más que pudieron para no ahogarse. "Cuando llegó al máximo nivel la teníamos hasta el cuello". Cuando el agua bajó, media hora después, entraron los familiares a sacarlas del lodo que quedó. "El personal del gobierno local estuvo dando vueltas porque no se quisieron meter a los domicilios porque les daba miedo, porque el personal de Protección Civil no cuenta ni siquiera con palas". Hace unos 90 años se desbordó el río; por eso la calle aledaña se llama 5 de Junio, para recordar la fecha de la catástrofe que en todo este tiempo no se repitió. La tarde del domingo ni llovió en San Gabriel, pero cayó un tormentón hacia la Mesa del Carpintero, entre seis y diez kilómetros hacia el este, donde se halla la zona serrana que se prendió desde el 8 de mayo pasado, incendio forestal que duró más de diez días. Los habitantes presumen que la quemazón y la tala clandestina provocaron que el agua arrastrara los troncos y ramas que quedaron tras el incendio, advirtió María Soledad Ramírez Vizcaíno, quien dijo ser descendiente de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, o Juan Rulfo. "De los incendios de la Media Luna, de la Mesa del Carpintero que estuvieron dos semanas, eso fue la devastación. Huele a quemado". Esa tarde, Alejandro López Cortés tenía algunos pendientes personales y cerró antes su negocio, ubicado en una de las esquinas que también da al río. Como todos, regresó para ver que lo perdió todo y enterarse además que las dos mujeres de la fonda de enfrente fueron arrastradas por el río. "Yo estoy feliz porque a mi familia no nos pasó nada, nos solemos quedar hasta más tarde y ahora nos fuimos pronto por algunas cosas que teníamos que hacer. Nos hubiera agarrado entonces yo soy feliz por eso, más que nada tenemos vida y a salir adelante".LS
