'Pepe, Pepe, Pepe', coreaban los 70 mil asistentes. La tensión crecía, los segundos parecían minutos. Un hombre aguardaba el concierto en uno de los balcones del One Hotel, pero no pudo esperar más y se arrodilló frente a su novia: ¿te quieres casar conmigo? Ella respondió que sí y se fundieron en un beso. Instantes después, Leonardo Aguilar tomó el escenario y un eco estruendoso retumbó en el Centro Histórico. "¿Dónde están los despechadooos?" “Tragos de amargo licoooor/ que no me enseña a olvidar. / Me siento como un cobarde / que hasta me pongo a llorar…” cantaba Leonardo con una presencia que estremecía a los asistentes. Algunos se hundían en caricias; otros se perdían en el zapateo, mientras que unos más aguantaban las lágrimas, en despecho. El primero de los Aguilar se despidió agradeciendo a las y los tapatíos, para ceder su lugar a su hermana, Ángela Aguilar.La menor de la familia salió al escenario entre gritos y vítores. “Deja que te busque / y si te encuentro, y si te encuentro / vuelve otra vez / Olvida lo pasado, ya no te acuerdes de aquella vez”. Las canciones, entonadas por el público, las adornaba ella con su voz. Aunque, apilados, apenas tenía espacio para bailar, eso no los detenía. “El que no sabe de amores, llorona, / no sabe lo que es el martirio”, se rendía Ángela a su público. Y luego cantó las más famosas. “Perdón si no te supe amar / yo sé que merecías más / Amores como tú, lo sé, sólo se viven una vez / Solamente me queda abrazar lo que fuimos un día / qué agonía”. Se despidió y cedió su lugar a su padre, Pepe Aguilar, y los asistentes se quemaron la garganta. “Tengo celos de todos los que a ti te miran pasar caminando, / es que tú estás tan bonita, bonita como ya no hay nadie. / Por eso no soy culpable si tengo celos de ti”, entonaba y la Plaza de Armas se rindió a sus pies. “Para todos los que anden enamorados, para que se enamoren más”, y no podían faltar las de cajón: “Después de ti no existe nada nuevo / si todo cuanto tuve te lo di. / Queriendo con tu amor tocar el cielo, resulta que el infierno me gané. / Sólo porque tú me cambiaste por unas monedas, / no supiste soportar mi pobreza”. “Porque yo fui, lo sigo siendo y lo seré el amor de tu vida, / aunque maldigas el haberme conocido / no tiene sentido, no tiene remedio, aunque tu cuerpo se disfrace de pasión, / sigo siendo tu dueño”. “Tengo el corazón equivocado por quererte demasiado / sin que seas para mí/ porque sigo siendo así, el mismo tonto enamorado … / Ni contigo, ni sin ti”. “Se te olvidó prometiste / amarme hasta el fin del tiempo. / Que en las buenas y en las malas me darías tu calor. / Se te olvidó que me robaste el corazón”. “Por mujeres como tú, amor, hay hombres como yo / que se pueden morir por dignidad… Que se pueden perder en el alcohol por una decepción”, y todos, en un eco unísono, cantaron hasta acabarse los pulmones.Pepe también rindió homenaje a Vicente Fernández, cantando Acá entre nos y Hermoso Cariño, y a Juan Gabriel, con Se me olvidó otra vez.“Guadalajara, muchas gracias por su cariño. ¡Qué viva México!”, se despidió entre ovaciones de un público que se rindió ante el artista.Al final, los tres Aguilar salieron al escenario. Primero, Pepe cantó junto a su hijo Leonardo ‘Nadie es eterno’ de Antonio Aguilar, para posteriormente cantar con Ángela ‘Tu sangre en mi cuerpo’. El concierto terminó con los tres sobre el escenario cantando ‘México lindo y querido’. “Muchas gracias Guadalajara”, abrazados, dijeron adiós a su público. CT