Era una planta de transferencia, pero desde hace un año se convirtió en una inmensa montaña de basura añeja. La planta La Cajilota es ahora un relleno sanitario. Allí, decenas de personas se dedican a pepenar, pero no de la montaña, sino de la basura recién llegada en camiones recolectores que continúan depositando los residuos a nivel del suelo. Una planta de transferencia es un centro de recepción de basura cuyo fin es acopiar los residuos de los camiones recolectores para optimizar tiempos de traslado, sobre todo si los rellenos sanitarios se ubican lejos de las urbes. Éstos son transferidos mediante góndolas de gran capacidad a los vertederos. El problema con La Cajilota es que, en lugar de transferirlos, los almacenaron como si fuera un relleno sanitario. “Cuando empezaron a arreglar la carretera dejaron su basura”, señaló una de las vecinas del fraccionamiento Emperadores, en Tlajomulco de Zúñiga.Y sí: el “Camino a La Cajilota” está pavimentado y balizado, pero también lleno de residuos comprimidos a la orilla del sendero. Además, La Cajilota tiene una zanja alrededor en la que se acumula un lodo verdoso. “No nos importa que esté la basura, lo que nos importa es que no esté el amontonadero porque de allí se nos viene la pestilencia”, compartió otro habitante del fraccionamiento, ubicado frente a la planta. Desde el anochecer y hasta la mañana, a las casas llega un olor a huevo podrido que no se percibía antes. Muchos habitantes del fraccionamiento no quieren que se quite la planta de allí, pues ellos mismos trabajan pepenando y es una fuente de ingresos. Lo que sí quieren es que se lleven el vertedero anexo.