Ayer, el personal de las distintas áreas de EL INFORMADOR fue a conocer las nuevas instalaciones del medio, en donde se encuentra la prensa “Doña Stella”. Desde Ávila Camacho 2255, las áreas de editorial, digital, recursos humanos, administración, comercial y dirección partieron para dar la bienvenida a la nueva prensa de EL INFORMADOR, ubicada en la quinta sede del diario, en Nicolás Régules y Carteros, Colonia Moderna. La ocasión coincidió con la celebración del 108 aniversario del periódico y se cerró con música, comida y la compañía de colegas en la tradicional cantina La Fuente.Al llegar a la sede de la rotativa, los trabajadores fueron recibidos por la imponente estructura de la prensa, que se erigía orgullosa sobre la gran explanada del inmueble. “Doña Stella” impresionó no solo por su tamaño, sino por su capacidad de imprimir hasta 22 mil ejemplares por hora. En el techo, colgaban portadas históricas de EL INFORMADOR: la llegada del hombre a la Luna, las elecciones presidenciales de 2006, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, entre otros momentos. A los lados, los gigantes rollos de papel se disponían de manera uniforme, sirviendo como mesas y bancas improvisadas.Subir a la prensa requirió habilidad y cuidado. Una vez en la cima, los fotógrafos buscaban el mejor ángulo para la foto oficial: algunos usaron drones, otros se colocaron sobre un rollo de papel o recurrían a lentes gran angulares. Allí posaban los empleados que por primera vez conocían la nueva rotativa, mientras que el director general de EL INFORMADOR, Carlos Álvarez del Castillo Gregory, ofreció unas palabras de agradecimiento. “Más allá de la prensa, lo más importante son los trabajadores. Las caras son más importantes que el nombre”, expresó. Antes de abandonar el lugar, se tomó una foto más frente a la fachada, con el póster del 108 aniversario como fondo.La celebración continuó en La Fuente, donde los empleados llegaron en tropel, rompieron el ambiente cotidiano con risas, pláticas y susurros. Con una cerveza, un tequila o un refresco en mano, los compañeros que normalmente no conviven pudieron ponerse al corriente. Algunos bromearon entre sonrisas, mientras otros cantaron a media voz los covers que amenizaron la fiesta.La comida, preparada con especial cuidado, fue recibida con entusiasmo. Disfrutaron tacos de guisos y quesadillas servidas en la parte posterior del negocio. Abrazos, felicitaciones y muestras de afecto se repartían por doquier, incluso durante las primeras horas de la tarde. Más entrada la celebración, los gritos de “¡Beso, beso, beso!” marcaron la algarabía de los presentes. Los fotógrafos recorrieron cada rincón del lugar, capturando la alegría de los empleados y la energía del encuentro.Así, entre risas, música y comida, EL INFORMADOR celebró un año más de historia, recordaron su legado y reforzaron el valor de quienes diariamente hacen posible su labor informativa.La convivencia evidenció no solo el entusiasmo por la nueva prensa, sino también el compromiso y la unidad de quienes forman parte del decano del periodismo jalisciense, con la mirada puesta en muchos aniversarios más por venir.