Viernes, 10 de Octubre 2025

Daños a la salud agudos y crónicos por la mala calidad del aire

Un especialista nos explica que el tiempo de la exposición y el tipo de los contaminantes son los factores determinantes

Por: Ilse Martínez

La mala calidad del aire incrementa en esta temporada por los incendios forestales. EL INFORMADOR/ ALONSO CAMACHO

La mala calidad del aire incrementa en esta temporada por los incendios forestales. EL INFORMADOR/ ALONSO CAMACHO

Las afectaciones a la salud derivadas de las contingencias ambientales dependen del tiempo de exposición a una mala calidad del aire y de los contaminantes que habitualmente son los que determinan la calidad del mismo, explicó Héctor Raúl Pérez Gómez, ex director de los Hospitales Civiles.

Sobre qué pueden hacer las personas, dijo que cuando el aire está arriba de los 150 puntos IMECA, se debe evitar actividades al aire libre, o utilizar algún trapo o protector para disminuir la entrada directa de contaminantes a las vías respiratorias. “Puede ser un lienzo húmedo, si es que tenemos que salir de casa. Si no tiene que salir, mejor mantenerse en su domicilio. Eso reduce el riesgo a la salud. A mayor exposición mayor riesgo a la salud, tanto en tiempo como en mala calidad”.

Tipos de afectaciones

Héctor Raúl Pérez Gómez enfatizó que las afectaciones por mala calidad del aire se dividen en agudas y crónicas. Las primeras son cuando ocurren por algún evento, como incendio, y las segundas cuando la zona está contaminada de forma frecuente.

“En las afecciones agudas tenemos neumonitis, que es una inflamación del tejido pulmonar. También puede ocurrir bronquitis o crisis asmática, o conjuntivitis, que es inflamación o dermatitis aguda, y en algunos casos alteraciones del sistema nervioso central. Se reportan con frecuencia alteraciones en el estado de ánimo relacionadas a la mala calidad del aire”, dijo el médico especialista.

Acentuó que las afectaciones crónicas se dan, por ejemplo, en las personas que viven en Miravalle, que frecuentemente registra alta polución ambiental. “Pueden presentar bronquitis asmática, fibrosis pulmonar, hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares, y eventualmente trastornos de sistema nervioso central”.

Ciclista usa máscara

Yeriel Salcedo, integrante del colectivo Gdl en Bici, contó que recientemente padeció neumonía atípica relacionada a la mala calidad del aire, por lo que dejó de usar la bicicleta durante un tiempo.

“Creo que al final, más allá de los ciclistas o peatones, a todas las personas que vivimos en la ciudad nos afecta la contaminación del aire. Trato de andar en bici cuando hay buena calidad. Tener una red de monitoreo que nos avise nos ayuda a decir: no me voy a exponer tanto, y más nosotros que estamos pedaleando. Nos ayuda a decidir cuándo es conveniente y cuándo no”.

En su caso, relató que ahora usa una mascarilla con filtro de carbón activado, para detener la entrada de las partículas de 2.5 micras al organismo, que son las que más afectan.

“En Guadalajara es algo en lo que se ha insistido mucho, necesitamos una red eficiente, para que la gente y los Gobiernos podamos tomar decisiones. Ciclistas, peatones, motociclistas, todos estamos expuestos. En mi caso la enfermedad fue temporal y para mí fue muy importante conocer la calidad del aire”.

¿Qué miden los IMECA?

Dióxido de nitrógeno. Comprenden un grupo de especies químicas que son la suma del monóxido de nitrógeno producido principalmente durante los procesos de combustión en incendios, motores, calderas, estufas y calentadores domésticos. La exposición aguda puede incrementar las enfermedades respiratorias, especialmente en niños y personas asmáticas.

La exposición crónica a este contaminante puede disminuir las defensas contra las infecciones respiratorias. Su acumulación en el cuerpo afecta las vías respiratorias debido a que inicia, reactiva y altera la capacidad de respuesta de las células, causando enfermedades como bronquitis crónica.

Ozono. La exposición al ozono en altas concentraciones puede ser perjudicial para las personas, ya que afecta el sistema respiratorio y causa irritación, tos, dolor de garganta y sensación incómoda en el pecho. Es el principal compuesto químico en el smog. “El ozono puede agravar el asma y puede inflamar y dañar las células que recubren los pulmones, además de agravar las enfermedades pulmonares crónicas, como el enfisema y la bronquitis, y reducir la capacidad del sistema inmunitario para combatir las infecciones bacterianas en el sistema respiratorio”, indica la Semadet.

Dióxido de azufre. Es un gas contaminante común del aire, originado por fuentes como la quema de combustible con azufre, tales como gasolina, combustóleo, diésel, carbón y otros agentes comburentes. Respirarlo puede irritar la nariz, garganta y pulmones. Se forma principalmente por la quema de combustibles fósiles, las centrales eléctricas y otras instalaciones industriales. Las fuentes más pequeñas de emisiones se derivan de los procesos industriales tales como la extracción de metales del mineral.

Monóxido de nitrógeno. Se origina principalmente por reacciones de combustión incompleta que contiene carbono, así como el carbono proveniente del combustible aún no quemado. Es producido por la quema incompleta de combustibles, principalmente la emisión de los automóviles. Entre los generadores están automóviles, lanchas, motores a gasolina y sistemas de calefacción. Puede ocasionar hipoxia en el ser humano, causando una deficiencia de oxígeno en las células y los tejidos, así como riesgos en mortalidad por causas cardiovasculares, y la asociación a enfermedades respiratorias como el asma, bronquitis y neumonía.

Partículas suspendidas. Las menores a 10 micrómetros son conocidas como partículas inhalables, y las de 2.5 micrómetros son conocidas como respirables. Sus fuentes son los automóviles, por ejemplo, el humo oscuro que se observa en los escapes de los coches y camiones, el polvo de las calles e incendios. Su exposición se asocia a la reducción de la función pulmonar, el agravamiento del asma y las muertes prematuras por afecciones respiratorias. También se sugiere que las partículas contribuyen a enfermedades crónicas del sistema nervioso central, síndrome metabólico y disfunciones renales.

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