Caminar por el Centro Histórico de la ciudad es una experiencia única. Convergen tradiciones, personajes y oficios que la vida moderna no puede borrar. Para el paladar es grato encontrarse con una bebida fresca y tradicional como el tejuino, o una exótica “torta loca” para calmar el hambre. También se puede regresar la vitalidad a nuestros zapatos con un bolero, dar una vuelta por los espacios emblemáticos de la capital de Jalisco a bordo de una calandria, cantar al amor al son del mariachi, conocer lo que nos depara el futuro gracias a los “pajaritos de la suerte” y, cuando las palabras faltan, aún se puede recurrir a los escribanos para redactar una carta personal u oficial.