Domingo, 19 de Octubre 2025

Cáncer de mama: “Nadie te prepara para esto”

Claudia Romero afrontó los cambios que la enfermedad y su tratamiento dejaron en su vida, ahora comparte su testimonio para ayudar a otras mujeres y fomentar la prevención

Por: Rubí Bobadilla

Claudia Romero, sobreviviente de cáncer de mama. EL INFORMADOR/J. Acosta

Claudia Romero, sobreviviente de cáncer de mama. EL INFORMADOR/J. Acosta

Hace cuatro años, Claudia Romero no esperaba que su vida diera un giro tan drástico, precisamente en el mes de octubre, el mes en el que, a nivel internacional, se concientiza a la población sobre la lucha contra el cáncer de mama. En plena pandemia, durante una de sus revisiones habituales se detectó una pequeña bolita en su seno derecho, un hallazgo que llegó como una amenaza de lo que ya había marcado a su familia: el cáncer. 

Su madre falleció de cáncer de huesos hace ya varios años, luego de haber llevado una batalla silenciosa durante siete años, sin decirle a su familia. Murió 15 días después de que su núcleo se enterara de ello, lo hizo tranquila, pues ella quería reencontrarse en la eternidad con el hijo, hermano de Claudia, quien había fallecido muchos años atrás. 

Cuando Claudia detectó la bolita en su pecho, su primera reacción fue de alarma y urgencia, por lo cual acudió de inmediato a su ginecólogo de confianza, quien le dijo que no había de qué preocuparse. La intervino y le extirpó el bulto descartando algún cáncer. 

A los seis meses le retiraron la matriz debido a complicaciones por miomas, pero seis meses después de ello, ya en octubre de 2022 y un año después de la aparición de la primera “bolita”, esta volvió a aparecer en el mismo sitio.

Claudia buscó entonces una segunda opinión, consultando con otra especialista quien, desde la primera observación, confirmó que aquello era un indicio de cáncer de mama, enfermedad que se confirmó una vez realizando la batería de estudios necesarios para ello. 

La ginecóloga le explicó que, para evitar complicaciones, debía extirparle el seno, sin embargo, Claudia sabía que existía la posibilidad de que el pecho izquierdo también presentara cáncer en años posteriores, por lo que de inmediato tomó una decisión: "Le dije a mi ginecóloga: 'Quítame los dos senos. No quiero tener problemas.' Ya traía yo una carga muy fuerte por lo que pasó con mi mamá, y no quería repetirlo, yo sí tenía muchas ganas de vivir. Lo primero que me pasó por la mente fueron mis hijos; lloré muchísimo, pero no me quedé ahí. Empecé a comprar libros, a leer mucho para conocer sobre la enfermedad y poder afrontarlo de la mejor manera", contó la mujer.

En menos de dos meses, en diciembre, Claudia ya había sido intervenida. Salió sin ninguno de los dos senos, pero con todas las probabilidades de seguir viviendo y seguir junto a sus dos hijos. "Salí de la cirugía riéndome, me sentí muy bien. Yo llegué a pensar que me darían quimioterapia o radioterapia, pero no. Afortunadamente mi tratamiento solo requirió hormonoterapia durante cinco años”, contó, además de distintos exámenes y diagnósticos que tiene que mantener recurrentemente.

La recuperación no fue solo física, también implicó un ajuste emocional. Claudia debió enfrentar el dolor, las cicatrices y los cambios en su cuerpo mientras continuaba con su vida, cuidando de sus hijos y adaptándose a nuevas rutinas de alimentación y ejercicio. "Lo más importante para mí fue aceptar lo que me pasó. Dije: 'Prefiero estar sana.' Y adelante", dijo la mujer.
Aunque el proceso médico fue complicado, su fortaleza y optimismo, así como el acompañamiento de su hija mayor, y su red de apoyo, que incluyó además el acompañamiento de quien fuera su amiga, Vanessa Toussaint, y quien falleció por cáncer de mama en mayo de 2024, la llevaron a mantener su recuperación de forma positiva. 

"Nadie te prepara para esto, Yo leía mucho, pero también oraba, le pedía a Dios, le pedía ya mi mamá. Lo que me mantenía ahí eran mis hijos, ellos nunca se fueron, siempre estuvieron ahí los dos. También estuvieron mi hermana y mis primas”, recordó la mujer.

Sin embargo, uno de los impactos más fuertes llegó en su vida laboral: pese a que, durante el proceso de recuperación, Claudia continuó trabajando incluso conectada con la computadora, aun con los drenes de la cirugía, meses después fue despedida sin justificación, un golpe inesperado que la llevó a la depresión.

"Cuando me despiden, ahí fue cuando me deprimí. Les di seis años de trabajo con resultados positivos, pero parece que no estaban preparados para lidiar con algo así, porque ni siquiera llegué a faltar por la enfermedad. Para mí, estar con la mente activa y pensando en otra cosa que no fuera la enfermedad, me ayudaba", lamentó la mujer.

Así, no solo fue el proceso médico, laboral y legal que tuvo que afrontar durante su recuperación, sino que, como parte de todos los cambios que trajo consigo la detección y el tratamiento de su cáncer, Claudia debió someterse a una dieta estricta, eliminando azúcar, gluten y grasas perjudiciales, priorizando verduras, frutas y alimentos “desinflamatorios naturales” como el jengibre y la cúrcuma, todo, acompañado de especialistas médicos. 

También aprendió a hacer “botanas” saludables, como chips de jícama y betabel, que no solo prepara para tener en casa y acompañar el régimen que hoy replican sus hijos, sino que, además, se han convertido en una fuente de ingresos para ella.

En términos económicos, el cáncer representó un desafío considerable, aun cuando ha contado con seguros de gastos médicos particulares, pues reconoció, son altos los costos de estudios y medicamentos que debe sostener desde entonces, ante lo cual también reconoció la desigualdad en el acceso a tratamientos y la necesidad de apoyo para quienes no cuentan con recursos suficientes, y que en años recientes se han convertido en una crisis por la falta de medicamentos, poniendo en riesgo la vida de aquellas personas que luchan contra el cáncer.

Más allá de lo físico, para Claudia es clave el acompañamiento emocional, las redes de apoyo y la aceptación del propio cuerpo. Por ejemplo, durante un tiempo trabajó con una psicóloga tanatóloga para superar el impacto de la pérdida y la transformación corporal, buscando formas de enfrentar la experiencia con dignidad y autoestima. "Fue una pérdida, es una mutación la que te hacen, pero hay que aprender a vivir con ello", destacó.

En lo personal, la enfermedad reforzó sus lazos familiares y la manera en que interactúa con sus hijos. Claudia reconoce la importancia de estar presente, acompañar y educar sobre hábitos saludables y prevención, un aprendizaje que espera transmitir a las nuevas generaciones.

Para Claudia, la prevención se ha convertido en uno de sus ejes de vida, que comparte con quienes conocen de su historia y durante las conferencias que ofrece. En cada una de ellas insiste en la importancia de las revisiones médicas tempranas y del seguimiento de la historia familiar, especialmente cuando hay antecedentes de cáncer, como ocurrió en su caso. "Siempre una ida a tiempo al doctor te puede salvar. No es lo mismo detectarlo a tiempo que dejarlo crecer", contó.

Hoy, Claudia no solo venció al cáncer, sino que, todas estas experiencias en conjunto la llevaron a convertirse en un referente de apoyo para otras mujeres, y para otras personas en lo general: Claudia se ha involucrado en actividades de concientización, compartiendo su experiencia a través de charlas y conferencias con quienes le piden que hable sobre su historia como un testimonio de vida. Así, ayuda a visibilizar la enfermedad y eliminar tabúes sobre el cáncer de mama, incluido su potencial impacto en hombres.

A pesar de los retos, Claudia encuentra satisfacción en la recuperación y en la salud de sus hijos. Su testimonio refleja la importancia de la resiliencia, la autoaceptación y la solidaridad con otros pacientes. "La mayor satisfacción es estar bien, estar sana y tener a mis hijos bien".

"Ahorita yo te puedo decir la palabra está muy satanizada por el desconocimiento, pero lo importante es hablar de ello".

El cáncer, asegura Claudia, no solo es un tema de supervivencia física, sino de transformación y aprendizaje personal. Cada decisión, cada cuidado, cada cambio en su estilo de vida es parte de un proceso de empoderamiento que busca compartir con quienes enfrentan situaciones similares. "Es importante que todas las personas entiendan que cualquiera le puede pasar. La revisión constante, una ida a tiempo al doctor, son claves que pueden cambiar la vida", añadió la mujer.

Claudia Romero no busca que su historia sea un relato de compasión, sino un ejemplo de acción y un llamado a la conciencia y responsabilidad sobre la salud y la detección oportuna de cualquier enfermedad, particularmente el cáncer de mama, pues si ella no hubiera detectado a tiempo su tumoración, y si no hubiera buscado una segunda opinión médica, hoy esa historia no sería la misma. 
 

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