Envuelto en una manta eléctrica, a metros de una concurrida carretera holandesa, yacía el cuerpo de un hombre en tal estado de descomposición que era imposible de identificar.Era agosto de 1991 y el pecho del hombre tenía varias heridas de arma blanca. Los trabajadores locales que lo encontraron le dijeron a la policía que había sido el hedor lo que los había llevado hacia el cadáver.El descubrimiento marcó el comienzo de un misterio de casi tres décadas, en las que la policía ha sido incapaz de identificar a la víctima, y mucho menos al autor del crimen.Pero la verdad podría finalmente estar cerca después de que la policía holandesa lanzó su primer podcast para resolver un caso.Los podcasts sobre crímenes reales no son nada nuevo, pero para la policía de los Países Bajos son un proyecto sin precedentes.Miles de personas sintonizaron la serie de tres partes cuando se emitió en octubre y desde entonces han estado enviando información que podría resultar útil.Cuando la policía llegó al lugar, buscaron en el cadáver cualquier pista de la identidad del hombre.No tenía identificación y la descomposición había hecho que su cuerpo fuera irreconocible.Johan Baas había sido nombrado recientemente como detective en la ciudad de Naarden cuando se encontró el cadáver."Había estado de vacaciones unos días cuando mi jefe me llamó y me informó sobre el descubrimiento del cuerpo", cuenta."Fue mi primer caso importante, así que fui directamente a la escena del crimen", dice.Baas lo recuerda vívidamente. "El cuerpo fue diseccionado minuciosamente y todo fue registrado fotográficamente y por escrito", dijo.La policía holandesa estima que durante la década de 1990 aproximadamente el 90% de todos los asesinatos fueron resueltos.Pero la tecnología del ADN todavía estaba en su fase inicial y los recursos eran limitados, por lo que este caso era más difícil de resolver de lo que podría ser hoy.Se necesitaban grandes cantidades de sangre o esperma para encontrar a un delincuente y no había una base de datos de ADN."Tuvimos que conformarnos con los medios existentes, como las huellas digitales, pero las huellas de la víctima no aparecieron en la base de datos holandesa y ni en bases internacionales", dijo el detective.No se presentaron testigos y la policía no tenía ninguna foto para distribuir debido a la condición del cadáver. Los esfuerzos para analizar su ropa tampoco dieron resultados.La manta eléctrica se había fabricado en Alemania en la década de 1960, pero se habían vendido miles de su tipo en Países Bajos, Bélgica y Francia.Cualquier esperanza de resolver el crimen dependía de un anillo de oro encontrado en uno de los dedos de la víctima.Los detectives descubrieron que el anillo había sido adquirido a través de una compañía de pedidos por correo llamada Otto y comenzaron a rastrear a los compradores.La mayoría todavía tenía el anillo en su poder, pero uno de los compradores dijo que ya no tenía el suyo porque se lo había vendido a un hombre en un bar de Ámsterdam.Testigos confirmaron la venta y dijeron que el comprador iba al mismo bar casi todos los días.Sin embargo, el misterioso personaje, que se cree que era turco, no había sido visto en semanas y la policía nunca descubrió quién era o si se había encontrado su cuerpo.El caso finalmente fue abandonado.La policía reabrió el caso hace un par de años, utilizando nuevas tecnologías para analizar el cuerpo y reconstruir la cara de la víctima.Descubrieron que el hombre tendría alrededor de 65 años en 1991 yquevenía de Europa del Este.Pero aún incapaces de resolver el caso, en octubre lo abrieron al público por primera vez, con un podcast.Oyentes de todo el país sintonizaron el programa y enviaron información que podría ser relevante para la historia.La policía dice que no puede dar detalles de los datos recibidos, pero asegura que muchos resultaron útiles."Nuestro primer objetivo es identificar a la víctima y contarle a sus familiares después de 28 años lo que sucedió", dice Rob Boon, coordinador del equipo policial que dirigió el podcast."Nuestro segundo objetivo es encontrar al asesino y llevarlo a la corte", señala.El criminólogo David Wilson cree que es natural que la policía holandesa quiera capitalizar la popularidad de los podcasts sobre crímenes reales y transmitir detalles de casos no resueltos."El género de crímenes reales es increíblemente popular y la policía lo sabe tanto como cualquier otro individuo, grupo o industria", dice.Pero los podcasts de la policía tienen sus limitaciones, ya que hay algunas áreas que no pueden tocar, debido a las leyes sobre lo que pueden decir para no perjudicar ningún caso futuro.Aun así, numerosos casos han sido resueltos por programas policiales sobre delitos, como Crimewatch en Reino Unido y su equivalente en televisión holandesa, y Wilson confía en que los podcasts probablemente traigan los mismos resultados.Johan Baas ya no está en el caso, pero el detective enviado a la escena del crimen en 1991 cree que existe la posibilidad de que la víctima pueda ser identificada.Hasta el momento no han surgido nombres y Baas dice que la familia del hombre necesita saber qué le sucedió."Sé sobre el impacto que tiene una pérdida en los que quedan atrás. Por supuesto que, como detective, quieres arrestar a un sospechoso, pero desafortunadamente nunca se llegó a eso", lamenta.