Como en los mejores trucos comerciales que ponen las ofertas a nueve, 99, 999 o 9999 pesos para que tenga facha de verdadera ganga y no llegue a los 10, 100, mil o diez mil pesos, ayer la mayoría de las y los diputados locales, no aprobaron el 12.5 por ciento de aumento a las tarifas del agua que, intermitentemente y en ocasiones limpia, surte el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), pero sí les recetaron a los inconformes usuarios un alza de 9.65 por ciento en el pago de sus consumos.El cuestionable aumento al organismo operador del agua, que es líder en denuncias por su mal servicio, fue promovido por la emecista Gabriela Cárdenas y toda su bancada, el PAN que sorpresivamente volvió a su alianza con los naranjas, los universitarios de Hagamos que también desconcertaron, la morenista más emecista Brenda Carrera, y Guadalupe Buenrostro del Partido Verde. Votaron en contra las y los diputados de Morena, el PRI, Futuro, PT, Yussara Canales del Verde y el ex morenista Alejandro Puerto.La justificación es que el incremento en las tarifas era indispensable para rescatar financieramente al SIAPA, y así mejorar la calidad del agua y hacer inversiones para mejorar el mantenimiento y ampliar la infraestructura hidrosanitaria.Esas necesidades son, sin duda, irrefutables. Quienes habitamos esta ciudad, sobre todo en la temporada de lluvias como la que ahora atravesamos, padecemos justo la inoperante, deficiente e insuficiente red de alcantarillados y drenajes que propician severas inundaciones que no sólo afectan el patrimonio de los que menos tienen, sino que ponen en riesgo la seguridad de la población, con crecidas de canales y arroyos que han degenerado en emergencias fatales cada temporal en cada vez mayores zonas y puntos de la metrópoli.De la bancarrota del SIAPA tampoco nadie tiene duda. Son décadas de saqueo y corrupción. Desde caja chica para financiar campañas políticas en tiempos, antes y después, de la alternancia política entre priistas y panistas hace treinta años, hasta la trama de corrupción de los abogados talibanes que esquilmaron junto con funcionarios corruptos de ese organismo, las finanzas del SIAPA con juicios laborales artificiales y pactados para cobrar millonarios laudos que se siguen dando. Pero también está el nombramiento de funcionarios inexpertos de la pasada administración, que dilapidaron con nóminas doradas y sobre endeudaron a la dependencia con la subcontratación de servicios que deberían realizar con su mismo personal. El último escándalo de este tipo se destapo hace días, que nos enteramos qué a una empresa que se le contrató para tratar de recuperar algo de las millonarias cuentas por cobrar de usuarios morosos, no hizo su tarea, pero ganó una sospechosa demanda por la que el organismo deberá pagar 20 millones de pesos.Por todo este panorama, lo mínimo que se esperaba de las y los diputados pro aumento, era que al menos hayan apoyado también la propuesta de hacer una auditoría al SIAPA y llamar a cuentas a los que lo desfondaron, y no sólo pasar la cuenta de los platos rotos a los tapatíos, por más que sean los que menos paguen del país por el agua y se requiera, ciertamente, una actualización gradual de la tarifa, una vez que se les cumpla por lo que se les cobra.