Jueves, 25 de Abril 2024

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Y ahora que gane, ¿qué hacemos?

Por: Ivabelle Arroyo

Y ahora que gane, ¿qué hacemos?

Y ahora que gane, ¿qué hacemos?

Esto no es un Mundial y no termina con un campeón en una final. No, esto de la democracia es algo que requiere camiseta más tiempo y que de ninguna manera se acaba el 1 de julio. Más vale que, además de preguntarnos por quién vamos a votar, vayamos imaginando qué es lo que vamos a hacer cuando gane él. El que gane.

Pero tranquilos, no propongo estudiar la reforma energética, o leer todas las iniciativas y los decretos para saber cuándo se privatiza el agua y cuándo se hacen bolas los periodistas, o estudiar el presupuesto y detectar las inconsistencias para convertirse en activista de tiempo completo que vigilar el subsidio al transporte público porque es demasiado importante como para dejarlo en manos de los políticos o peor aun, de los funcionarios.

No, esas son patrañas y nadie es un ciudadano tan nerd. Cada quien es ciudadano como puede y como quiere. Pero hay elementos de nuestra convivencia en sociedad que, en coyunturas electorales, bien vale la pena cuidar. Por lo pronto, yo propongo que cuando gane él (el que gane) tengamos dos actitudes. Para empezar.

La primera debería ser obvia: respetar la decisión de la mayoría. No hemos construido un sistema que garantice que la mayoría decida bien, pero sí uno que impide que un monarca se eternice, que un inepto se quede o que un perverso se reelija. La regla es simple: el que tenga más votos gana.

Y si gana él (el que gane), deberá poder gobernar. Eso significa que los perdedores deben aceptar su derrota, que construir un movimiento que obstaculice el Gobierno no es una opción, que levantar un muro legislativo tampoco se vale y que hacer un Gobierno legítimo paralelo no cuenta.

Si gana López Obrador, esa habrá sido decisión de la mayoría y debe estar en condiciones de poner en práctica sus ideas. Malas o buenas, son las que la mayoría eligió. Si gana Anaya, los lopezobradoristas deberán aceptar que fueron más quienes no quisieron a su líder. Y si gana Meade, la oposición deberá reconocer que el status quo es viable para más mexicanos que para los que no.

La segunda actitud es importantísima: no sólo hay que respetar la decisión de la mayoría, hay que proteger el disenso. No somos una sociedad homogénea. No todos creen que la idea anayista de la renta universal es buena cosa, o que la guardia nacional de AMLO es inocua, o que el priismo aprendió la lección. No todos aprueban la despenalización del aborto, y nadie debe ser callado. Por eso, si gana él (el que gane), será crucial que se proteja la crítica. Nadie quiere que Anaya calle a Morena y desprecie a todos los lopezobradoristas, que AMLO silencie al liberalismo que no es el suyo o que Meade persiga a sus críticos.

Eso es lo que podemos hacer si gana él (el que gane): respetar a la mayoría y proteger el disenso. Defender nuestra discrepancia, pero sobre todo, defender las discrepancias de los demás. Para empezar.

(ivabelle@gmail.com / @ivabelle_a)

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