Viernes, 19 de Abril 2024

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“Vida en Nueva York” (Parte V)

Por: Carlos Enrigue

“Vida en Nueva York” (Parte V)

“Vida en Nueva York” (Parte V)

No fue fácil el encuentro entre el tío Bernardo y Shirley, ambos estaban sentados en la misma banca, cuestiones del caprichoso destino. Él nada más al verla se dio cuenta de que ella era mujer y ella tardó en percatarse de que el tío era hombre, conclusión a la que llegó al observar que los bigotes de su compañero eran notoriamente diferentes a los de una tía suya que vivía en Arkansas.

El amor no requiere de palabras, un vistazo, un encuentro de miradas y el romance nace, se nutre de miramientos, así permanecieron dos días suspirando el uno por el otro, hasta que el hambre le ganó al amor y fueron a comprar dos baguettes gigantes; él lo compró de carne cruda de búfalo, ella lo pidió de queso de soya, porque era vegetariana, como ninguno era gorrón cada quien pago el suyo y sin decir una palabra volvieron a la banca que para entonces no había sido ocupada, ¿casualidad o destino?

El hecho es que fuera por la razón que haya sido estaba desocupada y cada uno se sentó de un lado de la banca, porque si se hubieran sentado en el mismo lado uno hubiera quedado encima del otro y aunque esa posición puede resultar muy cómoda para ciertas actividades, no lo es para comer baguettes y menos para recoger las morusas. Se sentaron cada uno sin dejar de mirarse, ella mordió su baguette, él mordió el suyo. Salivaciones sin perder la mirada, otras mordidas hasta casi terminarse el bocadillo, se profundizó la mirada, él dejo el resto de su baguette, ella hizo lo mismo. Se acercaron, desde luego ellos, no los baguettes, se besaron y de ahí se fueron para no volverse a separar. Sin que nadie lo notara, pero lo cierto es que dejaron su basurero de baguettes a medio comer en la banca.

La boda fue en Central Park, vestidos con los mejores atuendos que pudieron encontrar para celebrar una ceremonia turquestana, que era lo que en ese tiempo estaba de moda en la ciudad, y como no pudieron encontrar a un ministro de ninguna religión conocida, habilitaron a un sujeto al parecer yugoslavo que traía un letrero en el que se anunciaba el fin de los tiempos y a señas les dijo algo que no entendieron, pero con eso consideraron que quedaron casados y el improvisado ministro quedó tan complacido que puso una agencia matrimonial que ha tenido mucho éxito entre algunos grupos sociales, tales como los policías de barrio, las estrellas de Broadway y los habitantes de algunas tribus que viven en las partes más recónditas del Amazonas, ya que adicionalmente a la ceremonia, el ministro aparecía disfrazado de gorila y permitía a los contrayentes que lo atacaran a golpes, lo que causaba gran algarabía entre los tórtolos y sus invitados.

Como en casi todas las bodas, los únicos que van con gusto son los novios y la madre de la novia, los invitados tan sólo van por la percha. Según estudios realizados por el conglomerado internacional de estudios exóticos sobre los seres terrestres (AYJALE por sus siglas en occitano), han practicado encuestas in situ, durante los últimos veinticinco años con un 3% de posibilidades de error y han demostrado que el 72.85% de los asistentes a bodas no tienen idea de si los invitó el novio o la novia y que los novios desconocen al 92.22% de los que llegan a felicitarlos.

@enrigue_zuloaga

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