Es contundente el llamado de la Organización Mundial de la Salud a que el gobierno mexicano ya tome en serio al Coronavirus. Los números hablan de que esto del COVID-19 está fuera de control en nuestro país, si es que alguna vez estuvo controlado.Estamos llegando a cifras diarias tanto a nivel nacional como a nivel local en Jalisco que no se habían visto y, paradójicamente, es cuando más relajado está un amplio sector de la población que maneja una especie de sensación de que esto ya está pasando, y que casi no representa peligro.Si al arranque de la Pandemia en nuestro país hubo algunos resultados en el control de los contagios, hoy sabemos que fueron magros, y si bien sirvió el “susto” inicial de vivir en una situación que parecía de mala película de ciencia ficción, hoy ya no existen ni el susto ni el miedo, sobre todo en los sectores más amplios de la población, aquellos a quienes generalmente les importa muy poco la convivencia en colectivo e igual atiborran tianguis, mercados y corredores comerciales, bares y restaurantes, no respetan los reglamentos y si cometen delitos, por menores que sean, viven en la impunidad.Con la complicidad de las autoridades vivimos entre la indiferencia, la irresponsabilidad y la imprudencia.Y es que hemos vivido, no de ahora sino de siempre, un país que navega en la simulación: tenemos gobiernos que simulan que gobiernan, legisladores que simulan que elaboran leyes en beneficio del país, un sistema de procuración y aplicación de la justicia que simula que se castiga a los infractores, y nosotros que simulamos que todo lo anterior está bien, y simulamos que somos gobernados, que cumplimos las leyes y que aceptamos el peso de la justicia cuando cometemos un delito.Y en ese tenor las autoridades han simulado que tomaban medidas para controlar el virus, nosotros hemos simulado que las respetábamos y al final el coronavirus (al que no le gusta simular) ha continuado propagándose porque ha encontrado una movilidad en el país ideal para brincar contagiando de un clan a otro, propagándose a sus anchas.Fue el gobierno, en su inexperiencia sobre temas de Pandemia, que tomó la decisión de intentar controlar lo que podía; se cerraron negocios, se paralizaron fábricas, miles de personas perdieron su empleo, y al final se provocó una crisis económica no vista en México que tardará años en quedar atrás.La pregunta a manera de juicio histórico es si eran necesarias esas medidas contra la economía formal (porque la informal siguió a todo y con todo) y si funcionaron porque hoy la realidad habla de una tremenda propagación del virus.Hoy, entre la simulación de botones y semáforos, la verdadera batalla de los gobiernos es por tener habilitadas suficientes camas de hospital para recibir a los contagiados y evitar una crisis en que la gente muera en la calle.La luz al final del túnel parece ser la vacuna, pero con esta simulación mexicana no sabemos si lleguemos, y si llegamos, cómo vamos a llegar.platapi.en.i@hotmail.com
