Jueves, 18 de Abril 2024

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Una de ejidatarios y Tren Maya

Por: Pablo Latapí

Una de ejidatarios y Tren Maya

Una de ejidatarios y Tren Maya

De todo lo que ha hecho Andrés Manuel López Obrador cuando quedan aún 15 días para ser formalmente Presidente hay una propuesta que nos parece especialmente interesante.

Más allá de las formas con que ha maquillado sus decisiones para que aparezcan como producto de consultas populares, la manera en que piensa evitar problemas con ejidatarios propietarios de las tierras por donde cruzará el gran proyecto de su sexenio, el Tren Maya, suena muy prometedora.

El tren correrá de acuerdo a los anteproyectos dando la vuelta a toda la península de Yucatán, y tocará varios estados: el propio Yucatán, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. La parte estelar para AMLO será seguramente su tierra natal, Tabasco, pero la realidad es que animará aún más las costas del Caribe mexicano, que de no ser por la violencia creciente y la anarquía provocada por los gobiernos locales sería una joya mundial del turismo.

Es un gran proyecto, independientemente de si debería ser prioritario para el país o no; lejos de ser un “tren lechero” en todo el recorrido tendrá cuando más quince estaciones, lo que significa que en promedio los tramos entre estación y estación serán de 100 kilómetros, para así recorrer los aproximadamente mil quinientos kilómetros de la longitud total.

Buena parte del recorrido del tren, por ejemplo la que correrá paralela a la costa, ira junto a las carreteras federales, donde no debe haber problema con la propiedad del terreno. Pero sí existen tramos que deberán cruzar por terrenos propiedad de ejidatarios, y he aquí la propuesta novedosa: se hará a los ejidatarios socios del proyecto, copartícipes, ya que los terrenos pasarán a ser propiedad de una FIBRA (Fideicomiso de Inversión de Bienes Raíces), que por cotizar en Bolsa estará obligada a operar transparentemente. Los ejidatarios entonces recibirán ingresos como renta conforme opere el tren.

Es difícil pensar que algún ejidatario se niegue a aceptar, excepto que fuese por fines políticos para reventar el proyecto. Van a estar haciendo un buen negocio con sus tierras.

Y aunque suena muy sencillo, si esa misma fórmula hubiese sido adoptada con anterioridad por otros mandatarios, ya tendríamos en operación aquel Aeropuerto que hace casi 20 años quiso construir Vicente Fox en San Salvador Atenco, o existiría la segunda pista del Aeropuerto de Guadalajara, y sería uno de los más movidos del país.

Los ejidatarios en el Sureste van a ser socios, para siempre, y tendrán en una obra necesaria un negocio e ingresos permanentes.

Así, sí va.

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