Jueves, 18 de Abril 2024

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Tragicomedias rojiblancas

Por: Raúl Romero

Tragicomedias rojiblancas

Tragicomedias rojiblancas

En la historia más que centenaria del Club Deportivo Guadalajara caben todos los géneros narrativos: dramas, sagas heroicas y también tragicomedias.

Las circunstancias que han rodeado la posible salida de Rodolfo Pizarro de Chivas ha traído a la mente de muchos seguidores una de las más grandes tragicomedias rojiblancas: la venta de Ramón Ramírez al América.

Aunque el episodio representó un trauma para toda una generación de aficionados rojiblancos, el anuncio estuvo lleno de comicidad involuntaria.

Hasta el mediodía del lunes 28 de diciembre de 1998, Ramón Ramírez era futbolista de Chivas. El nayarita no era sólo un jugador, sino un símbolo del equipo. Entonces ocurrió lo que EL INFORMADOR describió como algo que “empezó como rueda de prensa y terminó como un careo”.

Desde días atrás era un secreto a voces que Chivas estaba negociando la venta de Ramírez al América. Se decía que la Promotora Guadalajara quería recuperar su inversión antes de devolver el equipo al club. Martínez Garza desmintió que Ramírez fuera a salir, pero se vio obligado a anunciar todo lo contrario en la rueda de prensa convocada por el propio jugador en La Primavera.

“Como ustedes ya lo habían venido comentando hace dos semanas, nosotros habíamos negociado la carta de Ramón Ramírez con el club América, habíamos llegado a un precio, sin embargo estaba sujeta a que Ramón se arreglara con ellos, esto se dio al finalizar la semana pasada y en esas condiciones queda la transferencia definitiva”, anunció Martínez Garza, helando la sangre de todos los seguidores rojiblancos.

“Hasta donde yo entiendo, América supera por mucho la oferta nuestra, por lo tanto es la mera oferta económica lo que se está manejando”, dice el empresario, en una declaración que hace parecer que Ramón se va por dinero. Sentado a su lado, el jugador niega moviendo la cabeza de un lado a otro.

La conversación sube de tono por momentos. También están presentes el técnico de Chivas, Ricardo Ferretti (que dice estar de acuerdo con la venta), y el capitán, Alberto Coyote, pero prácticamente no hablan. Octavio Hernández, vocero del club, interviene cada vez que los ánimos se caldean. Ramón toma la palabra.

“Yo solicité a manera de explicación esta conferencia de prensa para que se culmine esta telenovela; pienso que toda la gente merece un respeto. Creo que con lo que acaba de expresar el licenciado Martínez Garza a partir de ahora el rumor se hace oficial, y en este momento me entero de que pertenezco oficialmente al América”.

“Que quede bien claro, lo dije desde el primer día, no me voy por ganar unos pesos de más”, arremete el ídolo de Chivas.

En un ingenuo intento por calmar al jugador, Martínez Garza le presenta a Ramón el trofeo de subcampeón que Chivas había obtenido unos días atrás tras perder la Final del torneo Invierno 1998 ante Necaxa. Es climax de la comicidad involuntaria del evento.

En el rostro del jugador, que normalmente no muestra emociones, se lee enojo, indignación, impotencia.

Martínez Garza titubea ante las preguntas de los reporteros y ante los reclamos abiertos del jugador. Intenta defenderse: “Yo creo que esto tampoco es un careo... simplemente estoy diciendo lo que es”.

Frustrado, el dueño de la Promotora que manejaba en ese momento a Chivas, deja el lugar. Cae el telón y para Chivas inicia un largo invierno. En los torneos que preceden la llegada de Jorge Vergara en 2002, el Rebaño ocupará los cuatro primeros lugares de la tabla general sólo en una ocasión.

Rumores, un ídolo, un dueño en dificultades económicas, una afición enfurecida. Los elementos de la nueva tragicomedia rojiblanca que se vive en estos días se parecen mucho a la que ocurrió 20 años atrás.

¿El final será distinto en esta ocasión?

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