Martes, 23 de Abril 2024

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Teatreros y performers promiscuos

Por: Iván González Vega

Teatreros y performers promiscuos

Teatreros y performers promiscuos

El pasado 25 de julio los Miércoles de Teatro del Teatro Alarife Martín Casillas alojaron el espectáculo “Protocolos de acción frente a lo desconocido”, un trabajo de los artistas catalanes del combo Fundación Agrupación Colectiva (FAC). El grupo está en Guadalajara merced a la primera beca de intercambio de residencias artísticas que el gobierno estatal y el Foro Periplo organizaron con la Nau Ivanow, un centro cultural de Barcelona dedicado precisamente a las residencias artísticas. El reflejo de estos intercambios catalanotapatíos se podrá ver en la Muestra Estatal de Teatro 2018 de Jalisco: no solo un espectáculo gestado al calor de una beca de Nau Ivanow —“Juana Inés, paráfrasis de sí misma”— competirá en ese espacio, sino que además el público podrá ver, fuera de competencia, el trabajo que un grupo de tapatíos desarrolló en Barcelona —“Un grupo de performers mira hacia el Oriente”— y el que los catalanes visitantes fraguaron en Guadalajara —“Subversive collective violence”—.

Todo esto habla de una de las más grandes posibilidades del arte: el encuentro con ideas diversas. En el arte contemporáneo, la diversidad es una enseña fundamental, y sería muy injusto desdeñar el esfuerzo de autoridades y artistas locales en la última década por proponer al público contacto con el arte de otros lugares del mundo.

Tan injusto como sería recordarlo de forma acrítica. Porque, por ejemplo, con el trabajo de los FAC y los grupos tapatíos en contacto con ellos, uno debe preguntarse no por el teatro, sino por un arte que reclama autonomía e independencia: el performance. El del performance es un territorio amplísimo, primo hermano del teatro experimental, en donde el cuerpo humano es el símbolo principal pero no como herramienta de representación, sino como insumo para cargarlo de significados nuevos. Teatro y performance se afectan permanentemente; si uno anda buscando fronteras claritas y divisiones explícitas, esta relación resulta bastante promiscua.

No obstante, la literatura sobre el performance está llena de artistas que se definen por cuán singulares se reconocen. En 2005 el artista Guillermo Gómez Peña, de un colectivo estadounidense llamado La Pocha Nostra, lo definía en un artículo con esta declaración de identidad comunal: “Somos lo que otros no son, decimos lo que otros no dicen y ocupamos espacios culturales que, por lo general, son ignorados o despreciados. Debido a esto, nuestras múltiples comunidades están constituidas por refugiados estéticos, políticos, étnicos y de género” (“En defensa del arte del performance”, en “Horizontes Antropológicos”, julio-diciembre de 2005, consultada vía Scielo).

La Muestra de Teatro 2018 será, pues, un recordatorio de esta promiscuidad. Qué bueno por los artistas. Alguien, quizá, osará preguntarse por el público: ¿la gente disfruta, se deja conmover, vive con cualquier clase de emoción los trabajos resultantes? Porque cabría añadir que ni diversidad, ni singularidad, ni promiscuidad, ni intercambio, producen en automático ni relevancia ni inteligencia, y que tal suma de vocaciones podría derivar, pese a toda su nobleza y potencia, en espectáculos tontos o irrelevantes.

Ya lo veremos.

agoragdl.com.mx
ivangonzalezvega@gmail.com

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