En el México de antaño, las víctimas se suicidaban de tres puñaladas en la espalda. En el actual, Luz Raquel se prende fuego a sí misma en un parque y Debanhi cae por accidente a la cisterna de un motel en plena madrugada.Luis Joaquín Méndez, fiscal de Jalisco, dijo lo que dice que no dijo pero que todos entendimos: Luz Raquel se inmoló. Luis Joaquín sostiene que Luz Raquel compró dos botes de alcohol y un encendedor justo antes del hecho que le costó la vida. Mostró videos del momento y los respaldó con versiones de testigos: los dependientes de la farmacia y la tienda. Luis Joaquín también sostiene que el paramédico que auxilió a la víctima escuchó de ella un: “Me quemé”. Luis Joaquín sostiene que Luz Raquel manipuló una cámara de video que daba al pasillo de su departamento y luego aparecieron los mensajes amenazantes, y que la mamá del vecino detenido aseguró que Luz Raquel escribió esos mensajes. Luis Joaquín sostiene que a los policías de Zapopan que atendieron el reporte de Luz Raquel, no les consta que la hubieran atacado tres hombres y una mujer tras una discusión como escribieron en el informe homologado del hecho. Sin embargo, Luis Joaquín Méndez, fiscal del Estado de Jalisco, respondió esto cuando le preguntaron si su línea de investigación era la autoagresión: “Soy el primer obligado en el Estado en investigar delitos y perseguir a los responsables, pero también mi obligación es no emitir comentarios adelantados ni sacar conjeturas ni conclusiones”. En cambio, Luis Joaquín Méndez, primer procurador del Estado, no presentó video alguno del parque y momento del hecho trágico. No explicó cómo dentro de su hipótesis explícita, el perfil de una madre cuidadora que vivía para su hijo decide abandonarlo inmolándose. Luis Joaquín divagó para justificar por qué la Fiscalía tardó más de dos meses en detener al presunto agresor de Luz Raquel hasta que murió. El fiscal estatal fue prolijo en detalles e insinuaciones para culpar a Luz Raquel, revictimizarla y criminalizarla, pero aclaró en cuatro ocasiones que no era su intención. En realidad, Luis Joaquín Méndez presentó una estrategia de comunicación más que un ejercicio de transparencia con el avance de la investigación criminal. Nos dejó a nosotros, los medios, la responsabilidad de decir lo que dice que no dijo. Atestiguamos, en resumen, un mecanismo para desmontar y neutralizar el costo político de omisiones sistemáticas en el aparato de procuración de justicia. Una huida hacia adelante en donde la confusión apacigüe la indignación. El método, clásico de un México que creímos en el pasado, se llama culpar a la víctima.