Jueves, 25 de Abril 2024

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Siniestras condiciones laborales

Por: José Luis Cuellar de Dios

Siniestras condiciones laborales

Siniestras condiciones laborales

La doctora y profesora Elena Azaola especialista en antropología médica, jurídica y de género realizó un interesante y provechoso estudio de un fenómeno social que poco habita en nuestras mentes: las injustas y hasta terribles condiciones de trabajo bajo las que operan diariamente los custodios de los centros penitenciarios, principalmente en  aquellos llamados de “alta seguridad”, por ejemplo el que tenemos aquí en la región, el conocido como Puente Grande.

Son muchas y variadas las conclusiones a las que dicho estudio ha llegado, como no se trata de abordarlas, para efectos de la presente colaboración baste decir que todas ellas llegan sin duda a una lamentable conclusión: las condiciones en las que se encuentran laborando los custodios han alcanzado el triunfo de la injusticia, se trabaja con el matiz de la incertidumbre, incluso por la seguridad personal, los sistemas son obsoletos lo que causa  desconcierto en cuanto a la verdadera tarea que termina indudablemente en aspirar la rehabilitación.

Las relaciones entre custodios y reos se caracterizan por estar basadas en la mutua sospecha y el consabido menosprecio, que regeneración ni que ocho cuartos, son dos grupos antagónicos que conculcan la más elemental regla de convivencia, llegando en frecuentes ocasiones a la frontera, varias veces traspasada, de la violencia sangrienta y cruel. No extrañe que conforme pasa el tiempo alguno de los grupos ocupa el poderoso trono del liderazgo que provoca un odio convertido en fuerza arrolladora creciente y convincente que dicta todo tipo de sentencias, trono del cual son súbditos los propios custodios.

El cotidiano trato entre ambos: custodios y reos, por cierto casi nunca cordial, se convierte en deseo persistente de agresión, esto acarrea una inhumana meta, la humillación, esa que incubada solo espera la ocasión para la venganza; hablar de comportamientos éticos es una franca utopía, las relaciones personales ausentes de escrúpulos y carentes de remordimientos provocan que la violencia se conjugue en varias formas cotidianamente.

Los efectos psicológicos, inevitables, que acarrea la naturaleza del trabajo y las condiciones físicas en las que se realizan provocan, más temprano que tarde, que las mentes de los custodios queden habitadas por los demonios de la violencia en todas y cada una de sus manifestaciones. Laborar bajo tales condiciones es asilar en la mente de cada custodio, primero el estrés, luego la depresión, pronto el deseo corrector de la violencia hasta llegar a formas insospechadas de esta.

El trabajo realizado por la doctora Azaola fue presentado a personajes responsables del tema: Renato Sales, comisionado nacional de seguridad, además de haber asistido el ministro de la Corte Ramón Cosio, quien por cierto hizo una clara y contundente declaración: “los servidores públicos penitenciarios (custodios, médicos, abogados, psicólogos, criminólogos, trabajadores sociales, administradores, maestros y técnicos) suelen encontrarse tan privados de la libertad como los internos”, ¡zaz!

Hablamos pues de un grupo vulnerable que labora con una acentuada sensación de injusticia, como esclavos humillados. ¿Cuantos de ellos deciden traicionar su deber y cambiar de bando? Fenómeno latente puesto que viven su desoladora condición muy lejos de la dignidad con justicia; la justicia es un acto de humanidad, se mira difícil que bajo las deplorables condiciones de trabajo de los custodios haya espacio para los actos humanitarios. La injusticia en nuestro país, se ha vuelto una bola de nieve, la pregunta es que dimensiones tomará y hasta donde llegará.

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