Martes, 23 de Abril 2024

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Saint-Saëns espléndido

Por: Jaime García Elías

Saint-Saëns espléndido

Saint-Saëns espléndido

Buen gusto en la confección del programa, solistas solventes, orquesta y director –Marco Parisotto, titular del ensamble— a la altura de las exigencias de las partituras de Saint-Saëns…: casi todo se sumó para que la velada del jueves, en el tercer programa de la Tercera Temporada 2017, la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) cubriera, con notas sobresalientes, una de sus mejores jornadas de los últimos tiempos. El único “pelo en la sopa” sería la escasa respuesta del público: apenas poco más de media sala en el Teatro Degollado.

Angélica Olivo fue solista en la Introducción y Rondó Caprichoso Op. 28, e Iván Pérez lo fue en la Habanera Op. 83 que sirvieron de preámbulo a la parte central del programa. Ambos dejaron constancia, una vez más, de la seguridad, sensibilidad, agilidad y pureza de sonido que los caracteriza como dignos co-concertinos de la Filarmónica.

El joven chelista bielorruso Ivan Karizna, de 25 años, tuvo a su cargo la parte solista del Concierto para violonchelo No. 1 en La menor, Op. 33. Técnicamente impecable, pulcro en su fraseo, vigoroso y expresivo, Karizna  fue magistralmente secundado por la orquesta (sobresalientes los pasajes de cuerdas, primero, y maderas y metales, después, en el segundo movimiento). El solista no se limitó a tocar las notas: parafraseando a Casals, “tocó la música”. En correspondencia a las ovaciones, obsequió a la concurrencia un exquisito fragmento de las suites para chelo, de Bach, como encore.

Una de las cumbres de la música, la portentosa Sinfonía No. 3 en Do menor, Op. 78 (“con órgano”), fue el plato fuerte de la velada. Brillante, emotiva, rebosante de hermosas melodías estupendamente desarrolladas y engarzadas, fue una pieza a modo para el lucimiento de una orquesta de gran fuste como la actual OFJ. Si otras veces dio pie a reproches por su propensión a la estridencia, Parisotto esta vez estuvo impecable en la dosificación de matices: los pianos, pianos; los fortes, fortes… Densa a veces, transparente otras, exquisita en todo momento, la obra arrancó algunos aplausos espontáneos al final del segundo movimiento. Aldo Delgadillo tuvo a su cargo la particella correspondiente al órgano, y la desempeñó de manera irreprochable.

El programa se repite este domingo –con mejor respuesta de público, ojalá, porque el asunto lo amerita...—, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.

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