Viernes, 19 de Abril 2024

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Prepararse con tiempo

Por: Antonio Ortuño

Prepararse con tiempo

Prepararse con tiempo

Un conocido, uno de esos que no parecen conformes consigo mismos a menos de que emitan opiniones tonantes sobre asuntos culturales, aunque su área de especialización sean solamente los tacos dorados (y no porque los cocinen sino porque los consumen a velocidades impresionantes), se quejaba hace unos días, en sus redes, de que la FIL de 2018, en la que Portugal será el país invitado, “seguramente carecerá de las principales figuras de las letras de allá”. Claro: el buen hombre aceptaba, en la siguiente frase, su desconocimiento casi absoluto de lo que se escribe y publica en aquellos lares hoy en día (con lo cual, dependerá para quejarse de la ritual nota de los diarios: “Llega delegación sin figuras”). Sus referencias de literatura lusa más o menos actual (aunque tampoco parece que Las Lusiadas o el inagotable Pessoa habiten sus libreros, si es que se trata de hablar de épocas pretéritas) no pasaban de las obras del buen José Saramago, a quien, por cierto, decía haber conocido en la FIL, hace ya unos años, como si aquella FIL benefactora fuera otra diferente de la que conocemos. Pero en fin: como don Pepe, que en paz descanse, lleva años de haber fallecido, esa opción ya no existe. ¿Qué será lo que espera, entonces, de la vida y de Portugal este iluminado? ¿Que inviten a Cristiano Ronaldo?  

Salvo por casos excepcionales de pasión por la literatura lusa, que los hay entre nosotros, me temo que nuestra ignorancia rebasa por mucho el mero caso del espontáneo quejoso. Somos más, tristemente, los que nos aproximamos a esos lamentables extremos. Es decir, que estamos casi en la inopia. Con excepción de las obras de António Lobo Antunes (premio de la feria y autor muy apreciado en lengua española) o, por mencionar a escritores más jóvenes, de Gonçalo Tavares (profusamente editado acá por Random House y Almadía) o de José Luis Peixoto, del cual la indispensable Arlequín tuvo el buen tino de publicar recientemente la novela “Nadie nos mira”, no existe demasiada oferta de literatura portuguesa a la mano y, debemos aceptar, tampoco es que la estemos buscando a marchas forzadas.  

Pero conviene hacerlo. Conviene indagar, aproximarse. Vendrán decenas de autores, entre narradores, poetas, ensayistas, académicos. Y aunque el programa no se conocerá hasta de dentro de varios meses, la literatura portuguesa ya está allí, no solo en libros, sino en traducciones de revistas web, por ejemplo.  Uno de mis propósitos de año nuevo, por ejemplo, será leer escritoras portuguesas. Me entusiasma explorar un terreno que no conozco más que de referencia. Y lo recomiendo, como ejercicio, para todo aquel que quiera opinar algo sustancioso del programa del año por venir.

Fe de erratas: por error del redactor de esta columna (es decir, de un avergonzado servidor), la semana pasada se omitieron dos títulos en la lista de libros de 2017 de “El mundo alucinante”: la poderosa novela “Bareback Jukebox”, de Wenceslao Bruciaga y la oscura “Narvarte Pesadilla”, del difunto Sergio Loo (ambas editadas por Moho).  Dos novelas underground indispensables para redondear el panorama de la narrativa nacional de este año. 

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