Jueves, 28 de Marzo 2024

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Perdón o castigo

Por: José Luis Cuellar de Dios

Perdón o castigo

Perdón o castigo

El trágico y lamentable accidente por todos conocido en la que perdieron la vida esposa y esposo con apenas unas horas de casados, por supuesto que ha conmovido hondamente a la sociedad, conmoción que ha dividido opiniones respecto al destino del causante imprudencial del sangriento suceso, un joven veinteañero aspirante a estrella en el ámbito del futbol.

Por su particularidad, son sucesos que dividen opiniones, comenzando por los familiares directa y gravemente afectados hasta que dicha división se prolongue a través de la opinión pública a la misma sociedad. Por una parte hay quienes opinan que el joven que conducía el vehículo a toda velocidad y con un grado de alcohol en la sangre más allá de lo permitido merece el castigo que la ley al respecto consigna, fríamente ninguno puede ir en contra de esta indiscutible, por cierto postura que con toda integridad y entereza asume, sin concesión alguna la madre de la joven esposa muerta, su postura si bien se mira es reclamar justicia y solo justicia, bajo ninguna circunstancia, hasta ahora, cederá esa postura.

Por el contrario la familia del joven esposo fallecido ha decidido otorgar el perdón al joven causante, figura que existe en los códigos penales.

Por lo que toca a la opinión pública, aparecen voces que apoyan la postura de la justicia y otras que aplauden la nobleza del perdón. Curiosamente en ambos casos aparece el mismo sentimiento, ese que es extremadamente conmovedor, tanto que paraliza cualquier argumento; lo sublime del perdón devoto e incondicional, versus la postura de dignidad, legalidad y coraje.

La disyuntiva toma dimensiones encendidas, para eso hay leyes y se deben aplicar esgrime una de las partes, posición que ninguno puede rebatir. Por otro lado algunos esgrimen la posición de: para qué dañar otra vida más, la del joven conductor que en su irresponsabilidad le va un negro y desdichado destino. La indemnización económica tuerce aún más las posturas, pues aparece el demonio llamado dinero que todo condena y deforma. Para una de las partes, la vida de una hija no tiene precio, para la otra la ley prevé el recurso de la indemnización y el perdón engrandece espiritualmente a quien lo otorga.

Finalmente habrá que meditar que en determinado momento, entra en juego, para ambas partes, que con el paso del tiempo aparezca la corrosión del odio y con él la amenaza del arrepentimiento sin distinción de posturas. No son pocas las personas que ante este tipo de grandes decisiones apuestan por la fe en la transformación de las cosas injustas, mutatis mutandis; perdón o castigo polémica decisión, una parte apuesta por la resignación dejando de lado el probable encono, la otra por la justicia y la legalidad, curiosamente ambas partes han procedido con una sensación de angustia. Mientras todo esta parafernalia transcurre hay un joven en prisión que cubierto de arrepentimiento descubre que esta vida debe conducirse poniendo límites al hedonismo para encontrar la necesidad de lo espiritual. Su caso y su penosa situación quizás, solo quizás, sirvan de ejemplo para entender que entre más se busque el satisfactor material más vacíos quedarán de espiritualidad. ¿Perdón u olvido, usted qué opina?

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