Viernes, 29 de Marzo 2024
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No voy en tren, voy en avión

Por: Diego Petersen

No voy en tren, voy en avión

No voy en tren, voy en avión

No voy en tren, voy en avión. / No necesito a nadie, / a nadie alrededor. La rola es de Charlie García, pero bien la podría cantar Andrés Manuel, y no solo por el famoso viaje en avioneta después del cual puso a todo el país a hablar de él (todos los candidatos mordieron el anzuelo y se engancharon) sino porque en las encuetas va literalmente en avión.

Ricardo Anaya quisiera decantarse ya como un segundo lugar enfilado a la competencia uno a uno con López Obrador, pero la verdad es que, en esta elección, hasta ahora, lo que tenemos es un primero y dos terceros. Anaya sigue más cerca de Meade que de Andrés, la competencia abajo está mucho más reñida que arriba, en el espacio aéreo donde Andrés va solo en avión mientras los que van en tren se disputan qué vagón va adelante. La elección lejos de cerrarse, como era de esperarse a estas alturas del partido, se sigue abriendo y el famoso techo de López Obrador del que tanto se habló parece no tener límite.

En esta campaña se habla de lo que López Obrador quiere y cuando él quiere. El ejemplo más claro es el del avión

¿Este arroz ya se coció? Suele ser la pregunta que hacen, unos con ánimo y otros con preocupación. No, por supuesto que no, pero la paella ya huele y son muchos los que comienzan a salivar. No es un asunto de proyecto o ideas sino de campañas. Se puede alegar, con razón, que el proyecto de López Obrador es poco claro, contradictorio e incluso anticuado, pero la campaña nada tiene que ver con ideas sino con emociones, y ahí Andrés les ha dado tres vueltas a unos inexpertos candidatos del Frente, del PRI o independientes. En esta campaña se habla de lo que López Obrador quiere y cuando él quiere. El ejemplo más claro es el del avión. Criticar a Andrés por haberse subido a la avioneta después de haber declarado que él viajaba solo en vuelos comerciales, le dio la oportunidad, una vez más, de contrastar, pero sobre todo de tener en sus manos el hilo de la conversación.

La cosa es así de simple: tenemos más claro, por ejemplo, qué es lo que piensa Meade del proyecto de AMLO que cuál es el proyecto del PRI para el futuro del país. En esta elección hay un proyecto antisistema, polémico y contradictorio, pero proyecto, y un montón de ideas sueltas de candidatos atados al sistema, incapaces de desmarcarse de su propio pasado, sin argumentos para defender sus decisiones ante un electorado furibundo que cada vez que escucha un spot de Margarita, Meade o Anaya más recuerda por qué no los quiere.

Andrés va en avión, y lo peor es que no necesita a nadie alrededor. Esto último es lo realmente preocupante.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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