En Diciembre del 2019 los gobiernos de México y Estados Unidos anunciaron el Plan Marshall para Centroamérica. Acuerdo en donde los vecinos del norte se comprometen a invertir 4,800 millones de dólares en cooperación y desarrollo en suelo mexicano y 5,800 millones más para mejorar, se decía en ese entonces, la gobernanza e impulsar reformas institucionales en El Salvador, Guatemala y Honduras —también conocido como el Triángulo del Norte—, los países que más migrantes ‘exportan’ a la Unión Americana.Mientras que en Mayo del año pasado México y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentaron el Plan de Desarrollo Integral que sería parte del Plan Marshall para Centroamérica. Supuestamente México quería convertirse en la ‘bisagra’ diplomática entre el vecino del norte y los vecinos del sur.En diciembre pasado, en el transcurso de la primera conversación telefónica entre Lopez Obrador y Biden se habló de invertir cuatro mil millones de dólares para los países centroamericanos.Después de 15 meses de esa ‘intención’ diplomática y las bondadosas iniciativas, ¿dónde está esa inversión y dónde estamos parados?Estamos en medio de una desbandada de migrantes hacia la frontera estadounidense, con una ayuda económica que no se sabe si llegó, se invirtió o no llegó. Además, en caso de que ese dinero hubiera llegado con la intención de impulsar reformas institucionales en los países centroamericanos, nos encontramos con severos problemas. En El Salvador la administración del Presidente Nayib Armando Bukele Ortez provoca una democracia cuestionable con riesgos de dictadura y en Honduras su Presidente Juan Orlando Hernandez está involucrado en acusaciones de narcotráfico que se ventilan en juzgados de Nueva York.Como carambola, el Presidente Biden —quien sería el encargado de promover la ayuda a Centroamérica—, está metido en la primera crisis de su administración; son miles de migrantes los que cruzan el Río Bravo y piden asilo; tiene a 25 mil más en suelo mexicano que tienen dos años a la espera de una respuesta a sus casos en los tribunales; está bajo la presión de los republicanos que lo acusan de “abrir la frontera” y su propuesta del Plan Integral de Inmigracion —para legalizar a 11 millones de indocumentados— con escasa posibilidades de avanzar en la legislación del Congreso por la gravedad del problema migratorio en la frontera sur.El error del Presidente Biden es haber prometido después de asumir el cargo que su gobierno “no devolverá a los menores no acompañados”, que motivó la llegada de miles más de migrantes.La política con sentido humanitario no funciona en este caso. Es imposible frenar las caravanas, por lo que es necesario cambiar los protocolos. Y aquí México, desafortunadamente, no será ‘bisagra’ entre el norte y el sur, sino una ‘charola’ de migrantes. ¿Usted, qué opina?.daniel.rodriguez@dbhub.net