Martes, 19 de Marzo 2024

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Mestizos, ¿qué hay detrás de una discusión absurda?

Por: Diego Petersen

Mestizos, ¿qué hay detrás de una discusión absurda?

Mestizos, ¿qué hay detrás de una discusión absurda?

Mestizos no es otra cosa que una persona de razas mezcladas. En plata pura todos, pues al final todos somos mestizos. En México el mestizo fue aquel que resultó de reunión de personas de los pueblos originarios con las llegadas de otras tierras, españoles, europeos de otras latitudes, africanos, etcétera. En el eurocentrismo que aún priva en nuestra sociedad la mezcla entre indígenas de diferentes regiones del país nunca se ha considerado mestizaje, aunque en estricto sentido así sea.

Que el gobierno de la república haga una acción afirmativa o discriminación positiva para que un grupo de mexicanos más necesitados que otros reciba la pensión de adulto mayor a los 65 años y no a los 68 no solo es plausible, sino un acto de elemental justicia. Que el presidente haya definido que ese grupo serán los indígenas, no tiene ningún problema, pues en este país es claro y evidente que la mayoría de los pueblos originarios viven en condiciones de marginación pero, además, por ley, la definición de quién es indígena y quién no es un asunto de sangre sino de auto adscripción, es decir, todo aquel que se reconozca a sí mismo como indígena el gobierno está obligado a tratarlo como tal y a reconocerle los derechos derivados de esa condición.

El problema, pues, no es la decisión de dar mayor subsidio a indígenas, sino lo que revela la discusión

Lo que desató la ira de las redes en este falso debate fue el uso de la palabra mestizo por parte del presidente. Podemos entenderlo simplemente como una forma de decir “todos los demás”, pero en este afán de hacer bronca de todo que nos ha caracterizado como país en los últimos meses, no faltó quien dijera que se trataba de una acto discriminatorio, pues puede haber personas en situación de pobreza y con las mismas desventajas y vulnerabilidades que los pueblos indígenas y no ser beneficiarios de la acción positiva. Si bien el razonamiento es absolutamente válido, lo cierto es que no hay ningún programa gubernamental que no presente este tipo de problemas. Pensemos solo en las diferenciaciones de tasa impositiva en los salarios. Una persona que gana un centavo más no es más rica que la que gana un centavo menos, pero esto puede cambiar la tasa del Impuesto Sobre la Renta de seis a diez por ciento, por poner solo el brinco del segundo al tercer escalón. Los criterios para establecer los montos son explícitos, pero no por ellos menos arbitrarios.

El problema, pues, no es la decisión de dar mayor subsidio a indígenas, sino lo que revela la discusión. Qué nivel de crispación hemos alcanzado para que el uso de la palabra mestizo genere tanta confusión y tanto enojo; qué nivel de mezquindad hay de los dos lados, desde el discurso presidencial y desde el antipejismo absoluto, para que una decisión tan simple y positiva sea discutida con tanta vehemencia e irracionalidad.

Lo preocupante no es el contenido de la discusión sino lo que el hecho mismo de la discusión encierra de odio.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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