Viernes, 19 de Abril 2024

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Mesa para los desaparecidos

Por: Rubén Martín

Mesa para los desaparecidos

Mesa para los desaparecidos

La crisis por desapariciones sigue siendo uno de los principales problemas sociales y políticos del Estado, como puede corroborarse en los reportes y fichas de búsqueda que emite la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco, cuyas cifras marcan una incidencia al alza, a pesar de una narrativa que quiere imponer el Gobierno del Estado de Jalisco sobre una estadística a la baja. 

La desaparición de personas no es cualquier delito. Cada persona desaparecida es una vida suspendida que pone en pausa los hábitos, las prácticas del presente y los sueños del futuro. Todos los padres y madres confirman que no hay un dolor como tener un hijo desaparecido y probablemente no hay otro fenómeno que impacte tanto en la historia de una familia. 

A pesar de este profundo problema social y político, desde hace tres años, aproximadamente, el Gobierno del Estado de Jalisco ha modificado su discurso y su práctica en la atención a las familias y colectivos que buscan a sus desaparecidos. Si bien al comienzo de su administración el gobernador Enrique Alfaro Ramírez dijo que este problema estaría en el centro de preocupaciones de su Gobierno y que inicialmente aceptaba reunirse con familiares y representantes de las familias organizadas, ahora se ha diseñado una política de control de daños para intentar minimizar la gravedad de este problema. 

Esta estrategia incluye la difusión sólo de los casos de personas encontradas, pero no así en el número de desaparecidos por semana; un distanciamiento del propio gobernador en relación con los colectivos; y una clara tendencia a rasurar cifras de casos de desaparecidos en el Estado. Desde marzo del año pasado prácticamente se han dejado de reportar los casos cotidianos al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Comisión Nacional de Búsqueda y de la Secretaría de Gobernación.

No se debe permitir que siga esta estrategia de control de daños y de sebe exigir al Gobierno del Estado que ofrezca una respuesta global a esta crisis. Al gobernador Enrique Alfaro le encanta instalar mesas de trabajo para todos los asuntos que le parecen importantes. Así se han instalado mesas para su proyecto de la refundación, para revisar el pacto fiscal, sobre el Bicentenario de la fundación del Estado de Jalisco, o recientemente para decidir si se hace un segundo piso en la Avenida López Mateos. 

No hay pretexto para no instalar otra mesa sobre los asuntos que más importan, como la desaparición de personas. Debe existir una mesa que aborde la crisis por desaparición de personas, que tenga como integrantes principales a las familias y representantes de los colectivos que se han creado en toda la Entidad.

Este mecanismo extraordinario o mesa o espacio de trabajo debería sesionar al menos una vez a la semana y discutir las estrategias y los recursos necesarios para desplegar una política de búsqueda en vida eficiente, la persecución de los perpetradores, cortar las cadenas de complicidad que existen dentro de las corporaciones públicas (policías, ministerios públicos, jueces, funcionarios) y declarar a la crisis por desaparición como el problema social y político más grave del Estado y actuar en consecuencia.

A partir de ahí, decidir sobre las estrategias más adecuadas para la búsqueda de personas, por ejemplo: estrategias de difusión masivas y generalizadas con fichas en empaques de productos de mayor consumo como leche, pan, boletos, espectaculares, publicidad en medios. Acuerdos con los medios de información para la difusión diaria de un número determinado de desaparecidos; creación de una brigada especial en búsqueda de personas integrada por los más aptos y entrenados; y abordar y resolver la crisis forense con un mecanismo extraordinario de identificación en la que se pida la ayuda internacional.  

Los tiempos políticos hacen que las prioridades de los gobernantes se enfoquen en asuntos irrelevantes como las elecciones. Desde la sociedad civil se debe acompañar a las familias y colectivos que buscan a sus hijos ausentes para exigir y obligar que el Gobierno instale este mecanismo extraordinario de búsqueda (se llame mesa o como sea) y así actuar en consecuencia dotando de los recursos humanos y financieros necesarios para atender, en serio, la crisis por desapariciones que existe en Jalisco. 

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