-Hola Memo, ¿cómo te fue de Reyes Magos? -Mi estimado Juan, ya nadie cree en eso, el mundo de la fantasía cedió su espacio a la tecnología: ahora niños y jóvenes lo único que sueñan es en renovar sus aparatitos con la tarjeta de sus papás… Fíjate que estos días he pensado mucho en el sentido de la vida…-Ándale, ¿qué, te andas metiendo de filósofo? -pregunta Memo.-No -Juan comenta-… es que tengo la sensación de que la pandemia ha generado una gran cantidad de efectos que aún no racionalizamos, entre ellos los del aislamiento y la incertidumbre.-Tienes razón. La proximidad con la enfermedad y la muerte están desvirtuando el sentido de la vida, tal vez porque se han relajado las relaciones interpersonales: nos estamos volviendo más egoístas… Vamos perdiendo los valores de la convivencia, entre ellos, el de la reciprocidad -dice Memo.-¿Cómo está eso? -inquiere Juan.-La vida, mi estimado amigo, es inimaginable sin el otro… Solo existimos si hay alguien que nos reconoce: mis ojos, mi voz y mi tacto solo existen si mis ojos pueden verte, mi voz llamarte y mis manos tocarte -afirma Memo.- ¡Pues claro! -comenta Juan- Vivimos en sociedad y eso significa que todos necesitamos de los demás… Bueno, hasta para pelear se necesitan dos… ¡Ja, ja, ja! Y para lo demás… ¿qué te platico?- ¿Cómo que para lo demás?- ¡Ah, qué Memo! ¡Pues para amar!… Para amar... a la prójima… ¿Te imaginas el mundo sin mujeres? Simplemente no existiríamos: son los seres más hermosos de la creación.- ¡Aguas! Porque hay algunas mujeres que con esa afirmación se molestarían -apunta Memo.- ¿Por qué? -expresa sorprendido Juan.-Porque más que ser hermosas, que lo son, hoy luchan por que se respete el lugar al que, por sus capacidades, tienen derecho en la sociedad -afirma Memo-. ¡Fíjate!, cuando fuimos a la Universidad, teníamos muy pocas compañeras y hoy más de la mitad de la matrícula son muchachas y, la mayoría, muy competitivas.-Eso está muy bien -acepta Juan -… el mundo está cambiando, los jóvenes piensan diferente, los paradigmas se están modificando y va para más, pero debemos actuar en términos de complementariedad, de reciprocidad…En esos momentos, se aproximan al Café, Liz y Dani, las hijas de sus contertulios, se agregan a la chorcha y les piden que continúen platicando. Memo las pone al tanto del tema y les pide su opinión sobre la reciprocidad como valor de convivencia.-Oye tío -comenta Liz viéndolos de frente-... ¿Por qué se complican con esos temas? Es muy fácil: vivimos en sociedad y así seguiremos por los siglos de los siglos y, para que esto funcione, se necesita que cada quien haga lo que le toca a partir de un principio de equidad y respeto. Cada chango y cada changa en su mecate, ¡y quítense de la idea de que ustedes mandan!-Te dije que no las invitaras -dice Juan.-Yo no las invité, iban pasando y aquí cayeron.-Pues la próxima vez, están invitadas -concluye Juan…