Bajo la bóveda del restaurado recinto parlamentario de Palacio Nacional -que se estaba reinaugurado-, en donde majestuosamente destaca el ‘Ojo de Dios’ - que simboliza la confianza en la Providencia que todo lo ve, y que para algunos creyentes es el Ojo de Dios que tiene el poder de ver y entender cosas que el ojo físico desconoce- ayer estaban sentados en primer término el Presidente de López Obrador, y detrás de él -muy simbólicamente flanqueando al mandatario- Adán Augusto López Hernández -secretario de Gobernación-, Claudia Sheiunbaum -jefe de gobierno de la Ciudad de México- y Marcelo Ebrard -secretario de Relaciones Exteriores-. ‘Los tres elegidos’ -las tres ‘corcholatas’-. Confirmando el evento, que por el momento solo ellos son los designados por la ‘mano divina’ de Palacio para buscar la nominación presidencial. Qué fotografía más emotiva, en tan sublime recinto y con un profundo mensaje.Pero más directo y profundo fue el mensaje de la oradora de la ceremonia, la senadora Olga Sánchez Cordero, quien habló en sentido general, pero con mensaje ‘exclusivo’ a quienes estaban sentados atrás del Presidente. “Otro recordatorio que se respira en este recinto, es que debemos olvidar mezquindades políticas y la división”. Este pensamiento seguramente vino desde la oficina principal de Palacio -de quien también estaba ahí sentado al frente de la ceremonia- usando como conducto a la oradora, con dedicatoria y advertencia a los aspirantes a la nominación de Morena.Y es que en los últimos días Morena se ha convulsionado, y una de las ‘corcholatas’ ha empezado a reaccionar a que “no existe piso parejo” en la contienda por la nominación. Hace casi tres semanas algunos operadores del Canciller Marcelo Ebrard demandaron al líder nacional de Morena, Mario Delgado, que los recibiera para hablar sobre sus inquietudes sobre las irregularidades que han surgido en el proceso. No hubo respuesta inmediata. El viernes pasado la senadora Martha Lucia Micher -coordinadora para el proceso interno por parte de Ebrard- por fin se reunió con Delgado, al que le entregó pruebas sobre la manera ventajosa en que se manejan Sheinbaum y López Hernández. Y el domingo, en la Segunda Convención Morenista, algunos dirigentes dijeron que tomarán acciones para exhibir los abusos de recursos de algunos funcionarios y advirtieron que ese movimiento se está convirtiendo en un partido de Estado, con las mismas características del PRI. Al interior de Morena empiezan los ‘jaloneos’ y estos ya se ventilan entre los posibles candidatos y en eventos públicos relevantes, como el caso de la ceremonia con motivo de la restauración del recinto parlamentario de Palacio Nacional.Aunque la advertencia de Sánchez Cordero era para todos, tenía un destinatario muy específico: para el canciller Marcelo Ebrard, que desde su sector se empiezan a calentar los ánimos y ya surgen los voces disconformes porque aparentemente ‘el piso no está parejo’ para todos los que ayer flanqueaban al presidente. A la postre, por las irregularidades, desventajas y favoritismos que surgen en el proceso, no descartemos que el susodicho -Ebrard- en la medida que sienta que a todos no se les ‘mide’ de la misma manera y que la posibilidad de ser el ‘bueno’ se aleja, pudiera buscar otros colores que lo promuevan y apoyen para intentar llegar a la presidencia. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguz@dbhub.net