Mientras “nuestro México está salpicando sangre de tantos muertos”, como dijera ayer en un video Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la sociedad entera implora por poner un hasta aquí a la violencia expansiva que vivimos -sobre todo con la tragedia que sucedió con los dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua-, el presidente López Obrador y el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, se fueron a jugar béisbol -’a macanear’, como dijera el mandatario-.Horas antes, López Obrador había dicho en la mañanera que a pesar del récord de muertes causadas por la violencia “vamos ir hasta el fondo ...pero nosotros no vamos a modificar nuestra estrategia”. Pero cómo van a ir al fondo, si minutos después de la declaración, las dos máximas figuras de la seguridad del país -el presidente y secretario de la defensa- se fueron a jugar béisbol de manera insensible e irresponsable.Lo extraordinario que han hecho con el asesinato de los dos jesuitas, solo para ‘taparle el ojo al macho’ - pero no con los otras 121,655 victimas de homicidios dolosos que hasta el martes oficialmente se contabilizan en los 42 meses de la administracion- fue emitir una ficha roja, enviar una alerta migratoria a las fronteras, solicitar la ayuda de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos y hasta ofrecieron un recompensa de cinco millones de pesos para tratar de detener al responsable de la masacre. ¿Por qué no se hace lo mismo con cada uno de los inocentes entre las 121,655 víctimas que llevamos en esta administración?Ah, y Ricardo Mejia Berdeja, subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, en la mañanera de ayer -al lado del presidente- se regodeó diciendo que “con un gran despliegue -de la Guardia Nacional, Secretaría de la Defensa y Fiscalía de Chihuahua- se lo logró la recuperación de los cuerpos”. Vaya, vaya…!. Un impresionante despliegue para recuperar a los difuntos, cuando ese despliegue debe ser permanente para prevenir la violencia. Lo mismo sucede con la difusión que se le da al agresor. Si en muchos focos del país se tiene detectados a los responsables de la violencia, porque no se les persigue y exhibe de la misma manera como ahora sucede con el victimario de los jesuitas. Posiblemente porque este incidente sirve hoy para promocionar “el impresionante despliegue” que de nada sirve, solo para impresionar a quienes se dejan influenciar.En el Informe 2021 sobre la Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes (INCSR) del Departamento de Estado Norteamericano, se habla de que la situación en México “es crítica”, y agrega que “en contraste con el crecimiento de operaciones y delitos, el gobierno de AMLO disminuyó las acciones” en contra de la delincuencia organizada, que además ratifican lo que hace algunos meses señalaba Nathaniel Parish Flasnnery en un artículo en la revista Forbes sobre el presidente, “no parece que AMLO tenga un plan claro para mejorar la seguridad pública”.Asi que ahi sigale señor presidente, ‘macaneando’ para tratar de llegar a su porcentaje de .300 -que en términos beisboleros significa que de cada tres solo le pega a una- mientras el país ‘salpica sangre’. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net