«Poca gente habla de este tema, no sé si no lo notan o qué. Después de diez años fuera regresé a una ciudad descuidada y súper sucia».Esa impresión tiene mi amiga Lilián. Hace una década dejó Guadalajara y se fue a triunfar en el mundo de la publicidad a la vertiginosa Ciudad de México. En la pandemia, como muchos, se quedó sin trabajo. La renta impagable, la zozobra y al final regresó al terruño en octubre de 2020.Su comentario lo hizo apenas un domingo que fuimos por un raspado (muy recomendables) frente al Templo Expiatorio. Las calles aledañas lucían solitarias y llenas de basura, con papeleras desbordadas y pestilentes.«¿No va a hacer nada Lemus?», se quejó.Creo que la percepción de Lilián es correcta. Quizá por la costumbre lo notamos menos, pero la ciudad congrega mucha basura en las esquinas y, sobre todo, en torno a los Puntos Limpios. En el primer cuadro, las “papeleras inteligentes” suelen terminar el día desbordadas de basura.Coincidió que Pablo Lemus anunció ayer un programa para reestructurar el modelo de recolección de residuos en estos espacios (la recolección domiciliaria es una historia en suspenso y que merece otra columna).En teoría, el plan debe acabar con los Puntos Limpios convertidos en “vertederos” y meter en cintura a los comercios para que se hagan responsables de sus residuos.La propuesta consiste en renegociar la concesión con la empresa francesa SULO para eliminar la mitad de las 8 mil 600 papeleras y que, en su lugar, se encargue de la recolección en 114 Puntos Limpios. También limpiará y dará mantenimiento a los 234 que hay en el municipio.Esto costará 6.2 millones de pesos mensuales al Ayuntamiento. Sin embargo, la idea es bajar los costos de recolección diaria por Punto Limpios de 49 a 35 mil pesos mensuales.El alcalde también anticipó mano dura para negocios y ciudadanos que tiren basura y adelantó el uso de videovigilancia para grabar y castigar a los responsables.Con esto, ¿tendremos una Guadalajara más limpia o igual de cochina?Diariamente, los tapatíos tiramos tres mil 620 toneladas de basura que la Dirección de Aseo Público limpia, barre y recolecta de las calles, plazas y contenedores en vía pública. Esto es más del doble de lo que se recoge en los domicilios.No hay plan ni plantilla que alcance si, para decirlo en francés, no abandonamos el puerco hábito de tirar basura en la calle. Basta que lo haga uno para que todos lo hagan, la regla funciona así de simple.En el caso de industrias, talleres, comercios, restaurantes y oficinas, el reglamento estipula que deben encargarse de sus residuos y pagar por su recolección, pero muchas veces esa basura termina en la calle.Los ciudadanos, claramente, tenemos prohibido tirar basura en baldíos, esquinas o en la vía pública. Una ciudad cochina, como el tango, necesita de dos: ciudadanos irresponsables y autoridad omisa.Le conté a Lilián del nuevo programa y me expresó su escepticismo. Pese a todo, no deja Guadalajara otra vez, una ciudad que a veces decepciona y otras esperanza.Hagamos lo que nos toca.
