Tener o no hijos es una decisión personal, en la que cada vez se elige tener menos o ninguno. Mientras en los años 80 las mujeres en México tenían cinco hijos e hijas, en promedio, para el año 2000 la tasa de fecundidad se redujo a únicamente dos y, según datos del INEGI, la tendencia sigue en descenso. Ahora las familias son cada vez más pequeñas y ha ido surgiendo una tendencia por los “perrhijos”. Sí, ese boom en donde las mascotas de compañía están adquiriendo roles especiales en la vida afectiva de las personas.El término surgió al combinar las palabras “perro” e “hijos”, en referencia al trato, cuidados, atención y afecto que se le da a algunos perros o mascotas como si fueran hijos. Habrá visto usted algunos hasta en sus propias carriolas, como si fueran niños.“Jamás me he visualizado como mamá”, dice Araceli, dueña de una perrita. “Yo creo que en esa decisión influye la edad y la formación que tienes, yo este año cumplo 36 años y tengo posgrado, entonces, me convenzo cada vez más de que la maternidad no se hizo para mí, es un tema que jamás me ha interesado”.“Me gusta estudiar, me quiero seguir preparando, soy maestra y esto me implica estar en constante formación y viajar; cosa que no puedo hacer con un hijo. Disfruto de mi soledad. Salgo, viajo con y sin mi mascota”, agrega sobre la autonomía personal y profesional que puede significar no tener hijos, en las nuevas generaciones.La maternidad no es para todas ni tampoco una obligación. Hay quienes desde hace años deseábamos ser mamás y también quienes decidieron que no querían tener hijos, o que por alguna razón médica les fue imposible embarazarse, o fueron posponiéndolo hasta que la edad les alcanzó, haciéndolo riesgoso.En cualquier caso, aunque las mascotas jamás podrán compararse con un hijo o una hija, hay quienes —en la libertad de elegir— han decidido enfocar su cariño, cuidados y atención a un perro o un gato. Lo cual también implica una serie de responsabilidades para su cuidado, desde la vacunación y esterilización hasta los accesorios básicos como el collar, correa, platos, cama; dependiendo del tamaño y necesidades del perro, la inversión puede alcanzar hasta los 25 mil pesos al año. Aunque hay quienes llegan a gastar mucho más en sus “perrhijos”.“Un perro siempre te será leal, son animales muy cariñosos sin pedirte nada, te hacen compañía, están ahí cuando los necesitas”, agrega Araceli.Las mascotas han venido a tomar un rol distinto en la vida de las personas y las familias; hoy son sus compañeros de viajes, paseos y hasta un valioso apoyo emocional (hay estudios que demuestran que reducen el estrés y la ansiedad, por ejemplo). Pero las críticas o el debate han ido surgiendo cuando los “perrhijos” son sobrehumanizados: con sesiones de spa, fiestas de cumpleaños con sus pasteles especiales, hoteles y ropa personalizada. Algunos tienen hasta sus propias redes sociales.“Para mí la maternidad es una decisión, no un instinto; no te hace menos mujer el no tener hijos, es dedicarte a ti y a tus proyectos personales o laborales”, explica la joven, que ha encontrado en su perrita una gran compañía.Decidir ser o no mamá es algo muy personal, ajeno a lo que otras personas puedan o quieran opinar. Es la decisión de cada mujer y cada pareja. Así como lo es la elección de a quién se le destina el afecto, el cariño y su dinero, como a los “perrhijos”.