Fuera de los políticos y ciertos periodistas, ¿a quién le entusiasma la sucesión presidencial en México a 360 días -a partir de hoy- de la elección del 2 de junio de 2024? La ley marca 90 días de campaña, pero en la práctica ésta arrancó tras la jornada electoral en el Edomex y Coahuila el domingo pasado, y la renuncia el martes de Marcelo Ebrard a la Cancillería. Las precampañas, que también en teoría duran 90 días, y se usan para que los precandidatos se promocionen entre militantes de su partido, arrancaron hace más de un año cuando AMLO destapó a sus tres “corcholatas”. Aunque en teoría existe una ley que prohíbe la promoción anticipada de candidatos, sobre todo en cargos públicos, en realidad el proselitismo domina las actividades de los tres presidenciables de Morena. Claudia Sheinbaum dice que utiliza sólo los fines de semana para promocionarse. Pero cada tanto aparece en conferencias, foros virtuales y charlas en donde abiertamente se dice la mejor opción. Ebrard ha aprovechado la fachada de su libro para hablar de sus aspiraciones. Dos días después de la tragedia en donde murieron 40 migrantes en Ciudad Juárez presentó su libro en Guadalajara. Su equipo adelantó un día antes: “No habrá entrevistas posteriores”. Faltó añadir: “Este es un acto estrictamente proselitista”.Finalmente Adán Augusto, con mayor control de las estructuras clientelares de Morena en algunas regiones, organiza eventos con militantes para hablar de sus aspiraciones mientras reporta sus encuentros como “reuniones de trabajo” con la militancia. La verdadera contienda presidencial se dará entre los tres candidatos de Morena. El tiempo se le acabó a una oposición incapaz de hacerle sombra a la fuerza electoral del Presidente y su partido. Nunca pudo aprender un nuevo lenguaje simplemente porque fue incapaz de concebir una realidad distinta para México. Pero vuelvo a la pregunta inicial. En medio de la violencia diaria, las desapariciones, los feminicidios, las ejecuciones extrajudiciales, la corrupción, la desigualdad económica, la pobreza laboral, los bajos salarios, la inflación que no da tregua, el precio de los combustibles, el aumento de las colegiaturas… En medio de todo esto, ¿a alguien le entusiasma la sucesión presidencial?jonathan.lomelí@informador.com.mx