Después de los ataques del 9-11 dirigidos a Nueva York, el Pentágono y el Capitolio, el entonces presidente George W. Bush ordenó la invasión de Afganistán para destruir todo lo que tuviera relación con los extremistas islámicos de Al Qaeda, quienes se responsabilizaron de los atentados. Y 20 años después -el 14 de julio- el exmandatario en una entrevista con la cadena oficial alemana Deutsche Welle dijo que retirar las tropas de ese país de Asia Central sería de fatales consecuencias, especialmente las "mujeres y niñas afganas van a sufrir un daño indescriptible. Es un error, van a ser abandonadas para ser sacrificadas por esa gente tan brutal”.En aquel entonces Tony Blair, quien era primer ministro de Inglaterra, principal aliado de Estados Unidos, se comprometió a ser parte de la represalia en contra de los extremistas y envió tropas a Afganistán. Hoy, que se ha iniciado la retirada de militares y dejado el camino abierto para que los talibanes tomen el poder, Blair criticó severamente la ‘huida’ y acusó al presidente Joe Biden de “obedecer a un tema político imbecil sobre poner fin a las ‘guerras eternas’, como si nuestro compromiso en 2021 fuera remotamente comparable a nuestro compromiso hace 20 años”.En un amplio ensayo publicado en la página del Instituto para el Cambio Global que lleva su nombre (Tony Blair Institute for Global Change), dice que “el mundo no está seguro de donde se encuentra Occidente porque es tan obvio que la decisión de retirarse de esta manera no fue impulsada por una gran estrategia, sino por la política”.Esta semana, el semanario inglés The Economist encabeza su portada con el título ‘Biden’s debacle’ (El debacle de Biden) y señala en un subtítulo en páginas interiores que “El fiasco en Afganistán es un duro golpe para la posición de Estados Unidos. Si los propagandistas de los talibanes hubieran escrito el guión del colapso de la misión de 20 años de Estados Unidos para remodelar Afganistán, no podrían haber presentado imágenes más desgarradoras”.Además de las críticas a los precipitados procedimientos y el fracaso del retiro de tropas, en las mismas entrañas de los dos partidos -demócratas y republicanos- Biden ha perdido la confianza de sus aliados y ahora se enfrenta al severo juicio de los ciudadanos estadounidenses. Las encuestas de opinión pública de este fin de semana pasado reflejan que solo el 25 por ciento lo aprueba en este asunto.A este negativo panorama de confianza y credibilidad, debemos de agregar la ‘cereza en el pastel’ con las contradicciones en la que Biden se involucró el sábado con sus altos mandos militares. Cuando el presidente señalaba que no había amenaza del grupo terrorista del Estado Islamico de Irak y Siria (ISIS) que pudiera aprovecharse de la situación para atacar a los norteamericanos, que tampoco existía desorden en el aeropuerto de Kabul y la salida de norteamericanos estaba siendo ordenada gracias al acuerdo con los talibanes, altos oficiales de las fuerzas armadas reportaban temores de posibles ataques de los extremistas durante la evacuación, además que los talibanes agredían y golpeaban a quienes intentaban acercarse a la zona, situación que provocó que muchos fruncieron el ceño y se pusieran a pensar que tan enterado está Biden de lo que sucede en Afganistán, si ignoraba las advertencias de sus militares o simplemente mentía para realmente ocultar lo que está provocando una mal planeada y precipitada decisión. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net