Las enseñanzas para la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos que vinieron a compartir madres, hermanas y esposas agrupadas en los colectivos de distintos estados de la República, marcaron sin duda esta semana que termina en Jalisco.Su presencia nuevamente en la entidad, pese a la cerrazón y menosprecio gubernamental inicial, es ampliamente justificada y explicable por el hecho de que es en tierras jaliscienses donde más ocurren las desapariciones en México y en donde más cuerpos enterrados en las más grandes fosas clandestinas se encuentran.Hoy cumplirán su quinta jornada en Jalisco cargando bajo el sol picos, palas y “La Vidente”, este instrumento que entierran en fincas, parques y cerros para encontrar los olores de la muerte y ayudarse a dar con los restos humanos en los sitios al que sus propias investigaciones las llevan en búsqueda de sus familiares.Muestra clara de que su dolor y esperanza es más grande que el cansancio y el desdén de los gobiernos.Por eso, nada mejor para honrar y refrendar el buen gesto del gobernador Enrique Alfaro de haberlas recibido para corregir sus hostiles declaraciones por su presencia en la entidad, además de cumplir con el acompañamiento prometido, que priorizar la atención al principal problema de seguridad de Jalisco como son las desapariciones y reestablecer la comunicación con las organizaciones que en Jalisco también buscan a sus desaparecidos e incluso han impulsado nuevos instrumentos legales para dar una mejor respuesta a esta problemática que afecta como ninguna otra la vida de las familias.El paso de las buscadoras y las lecciones que dejaron en Jalisco debe obligar al gobierno estatal a revisar por qué no se han cumplido los compromisos y las tareas que contemplaba la Ley de Personas Desaparecidas aprobada justo hoy hace un año.Es evidente que esta herramienta legal, en cuyo diseño participaron las familias de las víctimas y expertos que las apoyan, está lejos de aplicarse para tratar de disminuir las desapariciones, y en su caso, agilizar las búsquedas. La principal queja de los afectados que sufren alguna desaparición sigue siendo la falta de acompañamiento de las autoridades y la lenta respuesta en el servicio médico forense, aunque desde luego, el clamor es que este flagelo se evite y se detengan a los raptores, y no sólo se desentierren muertos. Mucho se tienen que aplicar para mejorar su trabajo en la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas, en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, así como en la Comisión Estatal de Búsqueda, y la de Atención a Víctimas, a las que desde luego se les tienen que mejorar sus presupuestos para mejorar su operación, pero también que a los funcionarios omisos se les apliquen las multas y sanciones que también prevé la nueva Ley. Revisar nuevamente la recomendación que les hizo la CEDHJ sobre las fallas de la autoridad en materia de desapariciones sería también muy oportuno para seguir la huella que dejarán las buscadoras.jbarrera4r@gmail.com