Jueves, 18 de Abril 2024

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La vacunación de Tolito I

Por: Carlos Enrigue

La vacunación de Tolito I

La vacunación de Tolito I

Con la novedad de que ahora que la peste está llegando, por edad le tocó a Tolito irse a vacunar y como ciudadano responsable que es, lo hizo, pero para evitar dificultades acordó con la tía Meme que cada quién se vacunaría donde mejor pudiera, tomando en cuenta que la vacunación perfecciona aquello de que lo importante no es triunfar sino andar entre la bola y el tío, como otros 14,800 ciudadanos, tenía ciertas esperanzas de lograr una candidatura por el actual partido oficial, candidatura para lo que sea, siempre que reciba fondos de la inagotable ubre pública y pensó que si estaba vacunado aumentarían sus posibilidades, por lo que se vacunó hasta contra el moquillo.

La vacuna contra la actual plaga fue más difícil de conseguir, ya que el gobierno pretende ser el único que la controla y lo cierto es que no les interesa que les ayuden, los otros niveles de gobierno se mueren porque les hagan caso y francamente ni los pelan, aunque estos están rogando que los junten.

Entre los sitios para vacunarse, el tío eligió el parque Ávila Camacho, lo que a la larga resultó un acierto porque ahí mismo fueron las chicas del asilo de ancianos donde vive una dama con la que el tío, galán otoñal, pretende pegar su chicle, aunque la dama en cuestión, conociendo las costumbres sicalípticas del tío, está más cerca del suicidio que de hacerle caso. El hecho es que estaban ahí todas juntas y Tolito no tiene plato aborrecido, ya que siempre ha sostenido que “las bonitas por bonitas y las feas, por extrañitas”, así que con unas o con otras, pero ahí de una forma habría conquista.

Después de cinco horas de fila, se enteró de que era necesario registrarse previamente en una página electrónica y que de ahí le llamarían para darle cita, lo que desde luego es falso porque a la inmensa mayoría no los han llamado y es nada más un requisito burocrático para tensar a la población. Intentó infructuosamente registrarse hasta que algún compañero, viendo la inutilidad del registro, le sugirió que afirmara que ya se había registrado y que había extraviado el comprobante del registro, ya que nadie podría demostrarle lo contrario, así que decidió volver a formarse para que le tocara al día siguiente. Así lo hizo y desde luego a ninguno de los amables ciudadanos que lo atendieron le importó un demonio si el tío se había registrado o no, y es que era tal gentío que ni a quién le importara.

Pero ya viendo de qué lado masca la iguana, se fue refaccionado con una de a kilo de tequila y aprovechando que nuestros heroicos padres conscriptos, los diputados, que tanto se sacrifican por nuestra felicidad, legislaron acerca del uso lúdico del zacate sagrado, se llevó como botana unos panquecitos de morocha -puro barranca style-, justo lo necesario para aguantar el sereno, ahora que ya estamos en temporada de calores.

@enrigue_zuloaga

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