Miércoles, 24 de Abril 2024

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La rabia y la puerta

Por: Rubén Martín

La rabia y la puerta

La rabia y la puerta

Convocadas inicialmente por las familias de Karla Janet Vázquez Covarrubias y Sandra Nayeli Herrera Fernández, decenas de familias que tienen desaparecidos, y personas solidarias acudieron ayer a Casa Jalisco a manifestar su inconformidad porque no hay avance en la investigación del paradero de sus hijas e hijos.

Además de leer mensajes y un pronunciamiento con las irregularidades en la investigación sobre el paradero de Karla Janet Vázquez y Sandra Nayeli Herrera, desaparecidas desde el 2 de mayo, las familias y los colectivos organizados como Por Amor a Ellos, esperaban ser recibidos por el mismo gobernador Enrique Alfaro Ramírez, o al menos algunos de los más altos funcionarios. Pero no ocurrió así.

El gobernador y los altos funcionarios de Jalisco (al menos hasta el momento de redactar esta columna) no recibieron a las familias de Karla, ni de Nayeli; tampoco a la mamá del músico Ángel García Trejo desaparecido desde el 24 de marzo, a pesar de viajar desde Querétaro. Tampoco fueron recibidas una decena de familias de San Miguel el Alto que están padeciendo una oleada de desapariciones en meses recientes.

Al paso de la manifestación, y luego de leerse dolidos mensajes, y tras la constante petición para que la puerta principal de Casa Jalisco se abriera para que saliera el gobernador o que las familias fueran recibidas en su interior, el dolor y el llanto se fue convirtiendo en impaciencia y en rabia. Varias personas empezaron a tocar con más fuerza la puerta de madera, el timbre y el interfón que está al lado derecho de la puerta.

La falta de respuesta se sintió como desprecio y generó más molestia, más rabia. Algunos manifestantes golpearon con más fuerza la puerta, hasta que dos marcos de la parte inferior central, cedieron. Por ese resquicio algunos familiares se asomaron para ver si convencían a los residentes, que reciben paga por gobernar el Estado, a salir y atender a los manifestantes.

Es un error, además de una gran insensibilidad, dejar a las familias que buscan a sus desaparecidos sin ser atendidos. Y más cuando hubo un compromiso público del mismo Enrique Alfaro de que él personalmente atendería el grave problema de las desapariciones en el Estado. Cuando presentó la estrategia de búsqueda de personas dijo que entendía la gravedad del problema y que por tanto no lo delegaría en otro funcionario.

Pues ayer, ante el justo reclamo de atención de decenas de familias, Alfaro no fue sensible para atenderlas, y tampoco delegó a nadie de rango alto a salir y dar la cara ante esas personas desesperadas, angustiadas y adoloridas por no encontrar a su hijo. Ante ese desprecio, un manifestante pintó una pregunta en el muro blanco de la residencia oficial: “¿Y si fueran tus hijas Alfaro?”.

Muchos no entenderán este dolor, y el contexto de guerra en el que se producen estos sufrimientos, y se quejarán de la conducta de los manifestantes. A estos hay qué recordarles que en Jalisco hay más de 8,000 desaparecidos y que varias familias fueron a protestar en Casa Jalisco porque no hay resultados y porque no los atienden. La nota no es una puerta rota. La nota es el dolor y la rabia de la gente. 

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