El lunes pasado Wang Yi, Ministro de Asuntos Exteriores de China, en el entorno de un foro con Estados Unidos en Pekín, dijo esperar (en tono amenazante) que los tiempos tormentosos -refiriéndose a la administración Trump- terminen y que espera que Washington ponga fin a la represión en contra de la tecnología china y a los aranceles impuestos a algunos productos.Un mensaje que sonó fuerte y que nos muestra de la nueva forma como hoy se le habla a Estados Unidos, un país que ha perdido credibilidad y liderazgo mundial. Y no vayamos tan lejos y veamos lo que sucede en América Latina.En la pasada administración Donald Trump solo hizo un viaje al continente, y ese fue a Argentina a la reunión del G-20 en diciembre del 2018.Más que los asuntos de asistencia o intercambio comercial con América Latina, el tema de políticas migratorias, la producción de droga y la formación de gobiernos con otras tendencias han sido el centro de la conversación con la región.¿Qué ha sucedido?. Esa falta de atención ha sido capitalizada por el competidor y enemigo comercial más importante de los estadounidenses: China.Solamente en Sudamérica, la región ya es más dependiente de China que de Estados Unidos. El año pasado las inversiones en infraestructura casi llegaron a los 13 mil millones de dólares -en puertos, carreteras, vías férreas y presas, entre otras-, además, 19 gobiernos sudamericanos firmaron una iniciativa que garantiza una inversión extra de un trillón de dólares. Y hoy, con la crisis de la pandemia encima -donde América Latina y el Caribe representa el 8.2 por ciento de la población mundial, registra el 18.2 por ciento de los casos de infectados y el 26 por ciento de las falibilidades- no han recurrido a Estados Unidos, han vuelto los ojos a China con la esperanza de frenar el contagio. Los chinos han respondido diligentemente con millones de tapabocas, ropa de protección, equipos de pruebas y lo más importante, millones de vacunas producidas en sus laboratorios.La pandemia le ayuda a China a ampliar un camino de mayor influencia en esa parte del continente, ya que América Latina no va a ignorar el auxilio humano y económico, que no ha recibido del coloso del norte.Solo como dato estadístico, el 40 por ciento del tráfico de comercio, distribución, bodegas y oficinas de compañías en el Canal de Panamá son originarias de China, panorama muy distinto a lo que sucedía hace una década para no ir muy lejos.A la influencia que generan los apoyos económicos y el aumento de la presencia de China hay que agregar la nueva geopolítica -tendencia de ideología política de muchos países latinoamericanos- que convierten a la región en zona muy sensible para los intereses norteamericanos.La pregunta es, qué es lo que Joe Biden va a hacer, porque esta es una batalla que se da el en traspatio de su casa y es contra el principal enemigo comercial que le pisa los talones muy de cerca. ¿Usted, qué opina?.