Viernes, 29 de Marzo 2024
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La inteligencia del futuro

Por: Gabriela Aguilar

La inteligencia del futuro

La inteligencia del futuro

El futuro es ahora. Nuestra generación, quienes crecimos en los años 80 y 90, tuvimos la oportunidad de ver los grandes cambios -y físicamente eran grandes- de la tecnología. Quién diría que pasaríamos de no tener acceso a los enormes dispositivos electrónicos a tener todo en la palma de la mano. Bendita nanotecnología que nos permitió hacer realidad lo que nuestros padres veían en las caricaturas de Hanna-Barbera en los años sesenta.

Nuestra vida sucede en Apps. Hoy en día no entendemos la realidad sin ellas: para comunicarnos, para acercarnos a los que están lejos, para informarnos, para realizar nuestras transacciones, para trabajar, para simplificarnos la vida, esa vida que sigue corriendo como en los años noventa, pero que las Apps nos han entrenado para que sea diferente, para tener un sistema de recompensa inmediata que no teníamos antes y que ha cambiado nuestra manera de entender el presente.

Algunos nos sorprendimos también con la llegada de ChatGPT y sus varias versiones, y pensamos por un momento en esas máquinas que James Cameron llevó a la pantalla en los años ochenta y noventa capaces de ser autónomas, de pensar como humanos, de desarrollar autosuficiencia. Así de extraordinaria es la Inteligencia Artificial (IA). Consumimos algoritmos sin pensarlo siquiera, nos volvimos uno.

Hace unos días vi cómo Katya Echazarreta, la astronauta mexicana, recibía las llaves de la ciudad en la Rotonda de los Jaliscienses ilustres. Eso no lo vemos con frecuencia. ¿Será que la veremos alguna vez en dicho monumento como esa flamante Barbie que inmortalizó su viaje al espacio un año atrás en la Misión Blue Origins NS-21 y que muchas niñas tuvieron entre sus manos sabiendo que podrían ser como ella? Independientemente si se trabaja o no en una efigie para ella, la jalisciense reconoce lo que es el esfuerzo y el valor de las oportunidades, por lo que trabaja con autoridades para que se abra el diálogo y se pongan sobre la mesa las actividades espaciales en México para evitar la fuga de talento al extranjero. ¿Estaremos listos para eso?

Mientras hay mentes que no se inmortalizan en monumentos, pero sí trabajan para cambiar el curso de cómo entendemos la realidad, nuestra ciudad también avanza y se incorpora -también físicamente- a un presente de brillante futuro en donde la tecnología gana terreno, donde abre espacios para que las compañías desarrolladoras se establezcan inyectando capital económico y humano a nuestra geografía. Lo vimos dos décadas atrás con el desarrollo de animación digital y nuestros animadores se convirtieron en referente, no sucedió de la noche a la mañana, pero sucedió, y se requirió un espacio físico para lograrlo donde se reunieran los grandes talentos no sólo de Latinoamérica, sino del mundo para hacerlo.

Lo mismo sucederá con las desarrolladoras de tecnología que ya están asentadas y con las que están por venir, porque si miramos el otro lado de la moneda, la ciudad también tiene un rostro que le muestra al mundo que no somos únicamente una ciudad dentro de un país impactado por la violencia que tantos titulares nos regala día a día, también somos inteligencia natural innovadora al servicio de grandes compañías. Se considera que Guadalajara es el Silicon Valley de México y desde hace décadas sigue en su proceso de desarrollo para hacerlo posible como sucediera en California, con el crecimiento de universidades, centros de desarrollo y por consiguiente un auge inmobiliario a la altura.

La Inteligencia Artificial es un ente que crece a una velocidad impensable y que así como los países se esforzaron para estar a la cabeza de su desarrollo y donde nombres como Elon Musk siempre aparecen, ahora que está al alcance de todos como el OpenAI queda pendiente el marco regulador que proteja a los usuarios y abra un debate sobre cómo deben desarrollarse las IA que se alimentan de datos.

Así como Estados Unidos se encuentra a la cabeza de los países en el desarrollo de Inteligencia Artificial, también es puntero en la legislación de la misma, con 22 leyes aprobadas entorno a ella hasta el año pasado.

Entender desde lo macro hasta lo micro es una tarea en proceso, pues aunque los países ahora estrechen lazos -o se separen aún mas- teniendo como objetivo convertirse en potencias en la Inteligencia Artificial, toca reconocer que está aquí -no como la ficción de los años noventa- y de nosotros depende el consumo responsable, teniendo claro que por muy avanzada que esté la tecnología todavía no se tienen claros los riesgos y, en lo que llegan las regulaciones, el marco reflexivo depende de nosotros.

puntociego@mail.com

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