Viernes, 10 de Octubre 2025

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

La danza, un acto político

Por: Argelia García F.

La danza, un acto político

La danza, un acto político

Se acerca el día de la danza y este año me gustaría reflexionar sobre ella más allá de cualquier estilo en particular. Si pensamos en bailar, quizá usted me diría y con razón, que no todos lo hacen de la misma manera ni con la misma pasión. Generalmente, cuando pensamos en un bailarín, nos remitimos a una persona, o a una profesión a la que una serie de personas hacen (o intentan hacer) una serie de pasos juntos, guiados por un director, vestidos de cierta manera y tratando de seguir alguna coreografía, de tal o cual estilo. Algunos de ellos lo hacen de manera profesional y otros, cuando lo necesitan, en algunas ocasiones afortunadas, sucede en ambos sentidos.

Cuando yo pienso en danza, pienso también en movimiento. Y es que todo cuanto nos rodea está en movimiento, todo en nosotros, dentro y fuera de nuestro cuerpo, por jugar con esa perspectiva, baila. El mundo, por ejemplo, no para de girar sobre sí mismo y en relación a su eterno compañero de pista, el Sol; la sangre en nuestras venas no para de ir y venir, nuestros ojos suben y bajan, van de derecha a izquierda y luego vuelven mientras la cabeza los sigue y viceversa. Nuestros brazos acompañan de manera particular a la emoción que alguna conversación indique, mientras hablamos por teléfono, algunos de nosotros nos concentramos mejor si caminamos en torno a una mesa o andamos por un pasillo silencioso para no distraernos. Nosotros, como civilización, desde el principio de los tiempos hemos sido nómadas, es decir, nos movemos de un sitio para otro porque solo el que no se mueve o no siente esa necesidad, muere.

Bailar o aprender a hacerlo es un acto político. Un salón de clases puede ser lo más democrático del mundo o lo más socialista que haya imaginado cualquier teórico. Ahí, nadie es más importante que otro, todos sabemos de jerarquías pero no hay clases sociales, no hay apellidos rimbombantes que salven la pasión de alguien que venga de otra cuna. No hay consideraciones más que la entrega y el trabajo de verdad. Bailar es más allá de un acto político, una necesidad humana que nos permite refugiarnos de cualquier atrocidad que suceda en el mundo que se cae fuera de cuatro paredes. Bailar, además de ser un refugio, es una búsqueda personal de entender que -como decía al principio-  todo se mueve, todo gira, todo necesita de un impulso y de una energía particular para seguir. Bailar genera mil preguntas sobre uno mismo y nuestro compañero de enfrente y quien baila también resuelve al tiempo dolores propios y ajenos.

A los profesionales, a los que sólo buscan divertirse, a los que bailan en fiestas y no les sienta ni el cansancio de incómodos zapatos, a los que bailan en su sala. A los que no pueden vivir sin bailar. A todos los que por necesidad se mueven. ¡Que siga la fiesta!

argeliagf@informador.com.mx

@argelinapanyvina
 

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones