Jueves, 11 de Septiembre 2025

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“Kimetsu no Yaiba”: El final está cerca

Por: Arturo Garibay

“Kimetsu no Yaiba”: El final está cerca

“Kimetsu no Yaiba”: El final está cerca

En 2019 dio inicio “Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba”, el famoso anime basado en el manga creado por Koyoharu Gotouge. Al momento hemos invertido seis años frente a más de una sesentena de episodios para acompañar a su protagonista, Tanjiro Kamado, en su arduo periplo de venganza, justicia y maduración.

Escribo hoy sobre este relato japonés porque justamente ha llegado a cines “Demon Slayer - La película: Castillo Infinito”, primer largometraje de una trilogía que marcará el desenlace de esta aventura épica. Tras haber visto el filme en cuestión, puedo decir que este ratifica lo que ya sospechábamos: que “Kimetsu no Yaiba” no es otro anime de acción, no es otro shônen más. Es, en todo caso, una de las piedras angulares del género en la actualidad.

Y agrego otra reflexión: El éxito del relato, la intensidad de su trama, el magnetismo de sus personajes y su hipnótico acabado visual me han hecho pensar (desde la primera temporada) que tal vez estamos ante una pieza que está contribuyendo a escribir la Historia (con “H” mayúscula) del anime contemporáneo, cuya mitología ha quedado tatuada no solo en el acervo de la animación japonesa, sino en el género fantástico en su acepción más amplia.

Para los no iniciados, “Demon Slayer” cuenta la historia del joven Tanjiro, quien sufre la trágica muerte de toda su familia tras un ataque demoníaco. La única sobreviviente es su hermana Nezuko, pero ha sido convertida en demonio. Es así que nuestro héroe inicia un largo, azaroso y peligroso periplo con el objetivo inicial de regresarla a la normalidad. Los eventos de su aventura harán que Tanjiro tenga un complejo recorrido emocional. Actualmente, y si mi memoria no me falla, “Demon Slayer” está disponible en Crunchyroll y Netflix.

Pero regresando a la nueva película que reclama ser vista en la pantalla grande, lo que tengo que decir es que “Castillo Infinito” cumple con su propósito: nos emplaza de cara al esperado final de esta saga. El filme es totalmente “Kimetsu”. Hay batallas épicas entre los Cazadores de Demonios y las Lunas Crecientes, pero también largas y emotivas secuencias de backstory que nos permiten -en igual medida- sumergirnos en los orígenes y motivaciones de los personajes más queridos y odiados de la saga. (Para agregar una gota de dolor y expectativa a los fans, pero también sin ánimo de dar ningún spoiler, sepan que las consecuencias de la muerte de Rengoku en “Mugen Train” siguen haciendo eco en este filme). Dicho esto: si eres nuevo en la mitología de “Demon Slayer”, no recomiendo que esta película sea tu puerta de entrada.

Al momento, “Castillo Infinito” ha recaudado unos 300 millones de dólares en cines del resto del mundo... y todavía le quedan muchos mercados en los cuales estrenarse, incluyendo México y Estados Unidos, que la reciben ya en cartelera. Este largometraje se ha consolidado como la película más taquillera del año en Japón y como la tercera película japonesa más taquillera de la historia, solo superada por “El viaje de Chihiro” y, efectivamente, la otra peli totémica de la saga: “Demon Slayer: Mugen Train”.

Sobra decirlo: “Castillo Infinito” es de visionado obligado para los seguidores de este relato. Su corpulenta duración de casi 160 minutos hace que uno sienta que está maratoneando una temporada completa, sí, pero hay un profundo goce en ello: al igual que Kamado, uno se siente preso en el castillo del malvado Muzan Kibutsuji. Y es un deleite estar atrapado ahí con esos personajes que tanto nos importan... y cuyos destinos podrían provocarnos nuevas heridas.

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