“La gente vota con el estómago, no con la cabeza…”, me recordó mi hijo Pablo platicando obligadamente sobre las próximas elecciones.Así fue como llegó Trump a la Casa Blanca, y así se separó Inglaterra de la Unión Europea.Y tal parece que en México no será la excepción, aquí compiten la Ira contra el Miedo, y va ganando la batalla la Ira.Es ya indudable que Andrés Manuel López Obrador será el ganador en las próximas elecciones.Y ya no se cuestiona demasiado (salvo el sector del miedo) si su llegada es lo mejor, sobre todo considerando lo que hemos tenido como gobernantes hasta ahora.Él, que perdió las elecciones anteriores por el miedo que se encargaron de generar sus adversarios (y que manejaron excepcionalmente bien, sobre todo en el último momento de cada proceso), ganará ahora porque es más la Ira hacia PRI y PAN por su simulación, los niveles groseros de corrupción (amparada por una impunidad que promueven ellos mismos), que el miedo a lo que puede significar su llegada y la de su gente a Los Pinos.Han intentado los demás, todos, nuevamente recurrir al miedo, pero ya no es suficiente; la Ira es enorme, avasalladora, y derrumba cualquier intento de generar algún temor.La inminente victoria de López Obrador no se debe a que él haya mejorado o modificado su discurso. Sigue siendo el mismo; exactamente el mismo. Y tampoco ha hecho cosas diferentes a lo que hizo hace 12 y 18 años. Es más, lo que sí ha hecho es bajar de intensidad, quizás por cansancio y edad, pero el discurso ha sido el mismo.PRI y PAN hoy se rasgan las vestiduras porque ya sienten inevitable ver a López Obrador sentado en la silla y luciendo la banda presidencial. Pero vale la pena recordar aquella sentencia que, según la leyenda, le dijo su madre a un sultán en España cuando perdió una de las ciudades ocupadas por los árabes: “No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre”.Independientemente de cómo vaya a ser el nuevo régimen, a la “mayoría” de los políticos les costará trabajo y tiempo digerir que no pasaron inadvertidas para los electores sus trampas, su soberbia, su prepotencia, y tantas y tantas triquiñuelas que hicieron día a día para mantenerse en el poder, y hacer del poder un excelente negocio.Aquellos fugados del PAN y del PRI que ya encontraron cobijo en las filas de López Obrador (los más vivos y oportunistas) son los que la van a librar, pero merced a la deslealtad y traición. Pero no están haciendo nada que no hubiesen hecho antes mientras fueron gobierno.Ya tendremos tiempo de ver, asimilar y vivir el cómo gobernará el nuevo régimen, que honestamente vemos con pocas diferencias a lo actual, pero eso sí veremos a toda una clase política ya marginada lamentarse y echarle la culpa a “ya sabes quién”, cuando ellos cavaron día a día, transa a transa, su propia tumba.(platapi.en.i@hotmail.com)
