Martes, 23 de Abril 2024

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Guardia Nacional, el mito y el peligro

Por: Jorge O. Navarro

Guardia Nacional, el mito y el peligro

Guardia Nacional, el mito y el peligro

odavía no es un hecho, pero casi. La Guardia Nacional está a punto de existir después que ayer se avalaron en comisiones legislativas del Senado las reformas constitucionales que se discutieron durante semanas para darle forma al único proyecto de seguridad del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo que sigue, la votación en el pleno de la Cámara Alta, nos permitirá comprobar una vez más, que los partidos políticos aplican permanentemente la máxima del gran humorista Groucho Marx, cuando dijo: “caballeros, estos son mis principios, pero si no les gustan, los puedo cambiar”.

El bloque lopezobradorista no alcanza con sus votos para aprobar la reforma. Aunque sume a los integrantes de Morena, Partido del Trabajo, Partido Verde y Encuentro Social, le faltarán nueve votos; y van a salir del PRI o del PAN.

Pero más allá de la trifulca legislativa que se armó este lunes y continuará hoy porque el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, literalmente mintió al decir que estaban en disposición de hacer cambios que pedía la oposición y nunca los consideraron, lo verdaderamente importante es revisar en qué se convertirá esa Guardia Nacional: ¿es verdaderamente el monstruo militar que acabará con la democracia en México?

Como nos ha sucedido en los últimos años con las reformas de importancia, se admiten como ciertos muchos mitos, pero también se da crédito a supuestas soluciones que jamás se hacen verdad con un mero cambio en la redacción de las leyes.

La posible militarización de la que han advertido académicos, asociaciones civiles, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y hasta la ONU, es una realidad. Los hechos no serán diferentes simplemente porque se estipule en un artículo que el mando de la Guardia Nacional será mixto, es decir parte militar y parte civil.

El mayor temor de los especialistas y observadores, sobre todo porque no existe ningún antecedente positivo en cualquier otro país del mundo, es que al constituirse esta Guardia Nacional en el único cuerpo jurídicamente respaldado y organizado para enfrentar la criminalidad, la violencia, los asesinatos, las desapariciones y los múltiples delitos tanto del orden común como federal, se estará empoderando desde el Gobierno federal a un ente sin contrapeso, que bien podría fallar en su tarea y terminar siendo un mal mayor que el que debe combatir. Se advierte con insistencia en que puede ser un foco de violación a los derechos humanos en las tareas de combate a la criminalidad. Y para rematar: no habría manera de detenerlo, de acotarlo.

Los más pesimistas ven en la Guardia Nacional el primer paso para consolidar una dictadura en México.

Por otra parte, hay una realidad que se siente y se contabiliza: 240 mil muertos (o más), 40 mil desaparecidos y una ola de violencia que recorre el país y azota en entidades como Guanajuato, Colima, Tamaulipas, Michoacán, Oaxaca, Jalisco, Guerrero, Veracruz y otros estados. ¿Quién o quiénes pueden detenerla? No los gobiernos estatales, mucho menos los gobiernos municipales.

Varios sondeos apuntan que hasta 80% de la población apoya la Guardia Nacional.

El asunto es simple desde la perspectiva del mexicano promedio: acaben con la violencia; devuelvan la seguridad.

Se trata de una apuesta ciega. El futuro nos dirá si era un mito.

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