Cada vez resulta más difícil ocultar que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), es decir, el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), atraviesa por uno de sus peores momentos en los 10 años de existencia. Las luchas de poder, las ambiciones, traiciones, y el fuego amigo, están desbordados tanto al seno del propio Movimiento con sus militantes como con externos que forman parte de la denominada Cuarta Transformación, situación que tal como lo advirtió hace unos días el experimentado político Porfirio Muñoz Ledo, podría conducir a “desgajarse” al actual gobierno en los próximos años antes de que finalice la presente administración.No hace falta decir que en este contexto, los militantes de la oposición, neoliberales y adversarios al movimiento bajo la égida de López Obrador, son los más felices siendo espectadores de esta guerra sucia en la que están inmersos prominentes personajes de la 4T que con expedientes en mano se acusan mutuamente y en los últimos días han propiciado que corra bastante tinta exhibiendo a sus correligionarios.Y es que, sin siquiera mover un dedo para conseguirlo, aquellos que no comulgan con el gobierno obradorista están recibiendo herramientas para rebatir los dichos de Andrés Manuel, quien reiteradamente presume el combate a la corrupción como un logro de su administración, pero paralelamente, cada día surge una nueva treta o corruptela de sus familiares, amigos, o gente de su primer círculo del gabinete que contradice su pregón.En esta lucha de poder al interior de la 4T, habría que recordar que Morena quedó fracturado tras la disputa por la dirigencia nacional que dejó profundas divisiones el año pasado entre simpatizantes de Porfirio Muñoz Ledo, Mario Delgado, Yeidckol Polevnsky y el muchachito Gibrán Ramírez.Luego entonces, al presidente López Obrador se le ocurrió la brillante idea de adelantar los tiempos para poner en la agenda la sucesión presidencial y propició la confrontación entre el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quienes han recurrido a golpes bajos para afectar la imagen del otro, principalmente en lo que atañe al derrumbe de la línea 12 del metro de la capital del país, un tema en el que se presume habría responsabilidad de ambos por negligencias.Y en otro frente, está la descarnada lucha que sostienen el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero y el ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) dependiente de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto Castillo.La buena reputación que gozaba Gertz Manero, se ha puesto en entredicho luego de sus constantes escándalos, a los que se han sumado las recientes publicaciones de El Universal, en las que se supone un enriquecimiento ilícito, cuentas en paraísos fiscales, abuso de poder y la adquisición de 122 autos de lujo, entre otros presuntos ilícitos.Santiago Nieto, en tanto, esta misma semana fue expuesto por el diario Reforma, en el sentido de que en los últimos tres años habría acumulado bienes inmuebles y un auto por una cifra que ronda los 40 millones de pesos, haciendo dudar de la legalidad con que se obtuvieron los créditos para adquirir los bienes, aún cuando en su defensa declaró que había adquirido deuda y no patrimonio.De manera que, no ha sido derivado de los videos de Ricardo Anaya, ni de los tuitazos de los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, ni de los medios de comunicación “chayoteros” ni por videos de Brozo y Loret de Mola, que se ha llegado a este punto de quiebre en Morena, la 4T y el gobierno en el poder, sino producto de venganzas personales y fuego amigo que se han podido conocer los pecados de prominentes miembros de la 4T, y se elucubra que esto apenas comienza y quizá ni siquiera el propio AMLO lo podrá contener.opinión.salcosga@hotmail.com