Jueves, 18 de Abril 2024

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Estado fallido

Por: Gabriela Aguilar

Estado fallido

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En memoria de Tadeo y Javier, dos víctimas nuevas que no debieron morir

El episodio de inseguridad que sufrimos la semana pasada será difícil de olvidar. A muchos nos cuesta trabajo superar la angustia y el miedo de pensar que pudimos haber sido quienes quedaron atrapados en un camión en llamas, en medio del fuego cruzado o heridos de muerte en un puente peatonal.

Una tragedia como la del lunes 21 de mayo hubiera sido motivo de luto para cualquier autoridad sensible al dolor de su pueblo. Pero en México, la guerra contra el narcotráfico en la que estamos sumidos desde hace 12 años, ha provocado todo lo contrario; no sólo un Estado fallido sino cínico.

En medio del duelo por la muerte de Tadeo y de Javier, el miedo y la tensión que producen la desinformación y las movilizaciones policiacas, la vida siguió sin menor recato para quienes se supone son los responsables de garantizar nuestra seguridad.

La falta de sensibilidad de Luis Carlos Nájera se hizo evidente desde su primera aparición pública. En la conferencia de prensa para conocer los detalles del ataque en su contra, platicó entre risas que tuvo que tomar un taxi cuando su camioneta blindada falló en su ruta de escape.

Al día siguiente de los hechos, bajo el amparo de la institucionalidad el secretario apareció y se le vio sonriente, como si nada hubiera pasado. Como si, por ejemplo, una mujer no estuviera luchando por su vida en la cama de un hospital por las acciones criminales desplegadas a consecuencia de ese atentado. Una madre que no sabe que le han arrebatado la vida de su hijo; una madre que no volverá a tener una vida normal, como la conocía antes de convertirse en una nueva víctima de la violencia.

Después vinieron las entrevistas en las que detalló que su sueño no se ha alterado. Probablemente se deba a que la seguridad que se le asigna con dinero público se ha redoblado.

Pero la indolencia de las autoridades no paró ahí, el jueves 24 de mayo, los gobiernos local y federal realizaron un magno evento para celebrar, con bombo y platillo, que un armatoste diseñado para excavar el túnel de la Línea 3 del Tren Eléctrico había concluido su trabajo. Un evento con invitados, medios de comunicación y servidores públicos con sonrisas de oreja a oreja que festejaban lo que no debería ser más que el cumplimiento del deber, trabajo bien remunerado para la gran mayoría de esos funcionarios.

En medio de su mezquina lucha por el poder, los políticos no han sido capaces de construir una agenda de paz que permita lograr los consensos necesarios para devolver a las familias mexicanas la seguridad que tanto anhelan.

Ante el horror no nos queda más que la fuerza de la indignación, la exigencia de justicia y de instituciones sanas. No estamos solos.

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