El sistema político mexicano tal y como ha llegado a nosotros constituye una maquinaria perfecta que trabaja siempre en favor de quienes gobiernan, pareciera hecho exclusivamente para blindar el estatus de los funcionarios bajo la capa de la legitimidad jurídica. Bajo este manto se cobijan salarios y prestaciones exorbitantes, pero también una amplia gama de beneficios que la ciudadanía ignora cómo es la exención de impuestos para determinados grupos de la jerarquía gubernamental, pensiones, bonos, seguridad personal y familiar, toda una estructura hecha para enriquecer y proteger legalmente al servidor público de rango medio y superior. El gobierno además dispone de la riqueza nacional sin límite alguno ya que las leyes lo permiten, sobre todo cuando tiene las mayorías legislativas de su lado.El sistema de fondo es el clientelismo que se da en los tres poderes y en los tres niveles, pues tener un puesto es siempre un don recibido, no merecido, de manera que el beneficiario agradecido estará en acato y servidumbre de su benefactor lo mismo en una alcaldía que en la Suprema Corte de Justicia.Pero este clientelismo se extiende luego hacia determinados sectores de la sociedad, particularmente a aquellos que son llamados poderes facticos, como sería la empresa, los sindicatos, los medios de comunicación, los colectivos sociales y aun las iglesias, no debe pues llamar la atención que hayan sido destacados empresarios los primeros en lanzar a Meade como candidato a la presidencia, sobre todo si consideramos que muchos de ellos se vieron beneficiados con la condonación de más de ochocientos mil millones de pesos que adeudaban al SAT, un espacio donde Meade se ha movido desde hace años.A estos entusiastas empresarios no les ha importado que dicha condonación afecte a la nación entera, basta que les beneficie a ellos, pues en México lo que siempre se ha impuesto es el interés personal por encima del bien del país, además los beneficiarios han sido protegidos por el sistema, toda vez que el IFAI ha declarado que no será revelada la lista de los condonados, ¿así o más claro?Todo lo demás que se diga sobre el flamante candidato Meade es ya puro libreto, también lo que diga él, que por lo pronto ha mostrado su gratitud al partido al que no pertenece afirmando que México le debe mucho a dicho instituto político.Por otro lado no pocos empresarios estarán más tranquilos pensando que con la elección de un financiero su estatus está garantizado, librándose de la supuesta y posible venezolización de México, del miedo al otro, al que lleva doce años en campaña, el que arruinaría a México y a los empresarios imponiendo un modelo socialistoide similar al de Echeverría o López Portillo, o cometería nuevos errores de diciembre, como Zedillo, esos otros políticos del mismo partido al que tanto le debe México.Cabe suponer que tales empresarios no le han firmado un cheque en blanco al candidato, nunca lo hacen, habrán puesto sus condiciones pero ¿quién puede decir que estas incluyan la reforma profunda del sistema, si el sistema les está beneficiando aunque siga hundiendo al paísarmando.gon@univa.mx
