Martes, 07 de Mayo 2024
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“Ellos sólo saben de balazos…”

Por: Jaime Barrera

“Ellos sólo saben de balazos…”

“Ellos sólo saben de balazos…”

La frase es del cardenal de Guadalajara, Francisco Robles, y sintetiza la contundencia con la que el clero, empezando por el Papa Francisco desde El Vaticano, se solidarizó con la Compañía de Jesús por el asesinato de dos de sus sacerdotes jesuitas, y un guía de turistas, en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, y condenaron la política de “los abrazos y no balazos” del gobierno que encabeza en México Andrés Manuel López Obrador.

Como se esperaba y comenté ayer aquí, el caso del asesinato de los párrocos Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, y el guía de turistas, Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez, al parecer cuando este último se quiso refugiar en la parroquia de la comunidad de Cerocahui, en el municipio chihuahuense de Urique, se convirtió en todo un punto de inflexión de la crisis desbordada de inseguridad y violencia que padece el país desde hace al menos 15 años y que se ha recrudecido en lo que va del gobierno de la autollamada cuarta transformación.

Y es que aunque ya México aparecía en los rankings de los informes del Centro Católico Multimedial (CMC) como el país más peligroso de Latinoamérica para el ejercicio del sacerdocio por los 32 curas asesinados en los últimos 10 años de severa violencia, hace casi un siglo no se tocaba a un miembro de la influyente y poderosa Compañía de Jesús, con presencia y trabajo pastoral en las zonas más marginadas en casi todos los países del mundo, la congregación religiosa con más universidades y a la que pertenece el Papa Francisco.

Por eso ayer, los miembros de la comunidad jesuita y de la iglesia católica, muchos de cuyos sacerdotes, como los asesinados Javier y Joaquín, pasaron de ser acompañantes de las familias dolientes por sus desaparecidos y desaparecidas y víctimas mortales de la violencia, a ser parte de este drama que tiene enlutado al país. 

Los tres caídos en Cerocahui visibilizaron como nunca antes los casi 122 mil asesinatos que han ocurrido durante el gobierno de la 4T, lo que presionará también como nunca hasta ahora al Presidente López Obrador para revisar su política de seguridad, que se niega a reconocer como fallida y defiende a capa y espada.

La crítica clerical que hoy retumba con una potencia inédita por el creciente poder territorial, de fuego y corruptor del narco en México, había asomado con fuerza ya desde abril del 2021, cuando luego de una visita a Apatzingán, Michoacán, el entonces Nuncio apostólico, Franco Coppola, quien, conocedor de la historia de corrupción detrás de las mafias de su natal Italia, se mostró desconcertado y dijo que seguía sin entender cómo, pese al generalizado problema del control territorial del crimen organizado en México, el tema estuviera tan ausente de la conversación de los gobiernos y los políticos. Advertía además que como había pasado en Italia, en México la mafia siempre iba a aparecer donde el Estado estuviera ausente. Extrañamente Coppola dejó su misión en México cuando más empezaba a subir el tono de sus críticas en diciembre de ese año. Hoy el crimen de los jesuitas y del guía de turistas a manos del crimen organizado las hace resurgir con un estruendo que ojalá la 4T no ignore.

jbarrera4r@gmail.com

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