Viernes, 10 de Mayo 2024

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El presente y futuro de la generación COVID-19

Por: Jonathan Lomelí

El presente y futuro de la generación COVID-19

El presente y futuro de la generación COVID-19

La pandemia nos confinó a todos: sin distinción de clase social, jerarquía o zona de residencia. Sin embargo, detrás de esta aparente uniformidad, el COVID-19 trajo a la luz las desigualdades de una sociedad como la nuestra: el acceso a la educación, una de ellas.  

A dos años del inicio del gran confinamiento, la vida regresó a la normalidad para todos, no así para más de 30 millones de estudiantes de todos los niveles en el país. Ahora que se discute el nuevo modelo educativo, ¿no deberíamos también discutir el rezago de nuestros alumnos debido a la pandemia? 

Lo que está en juego es una generación de alumnos, su bienestar y futuro en el plano educativo, socioemocional y laboral porque existe el riesgo de que el impacto del encierro los acompañe el resto de sus vidas. 

La pérdida de aprendizajes costó lo equivalente a dos años de estudio. Pero además, estos estudiantes pueden convertirse en trabajadores con menos habilidades, lo que reducirá hasta 8 por ciento sus ingresos en su vida laboral adulta, según datos del Banco Mundial. 

La principal consecuencia fue la deserción y la baja en las tasas de reinscripción por la pandemia. Las dificultades para el aprendizaje, la falta de acceso a la tecnología y la pérdida de contacto con los profesores, aunado a la crisis económica, generaron un abandono escolar sin precedentes en México. 

Los más afectados son los pequeños de educación primaria que representan el 28 por ciento de todo el alumnado. 

Por otra parte, el IMCO calcula que la magnitud del retroceso en la asistencia escolar durante la pandemia equivale a echar para atrás el progreso de los últimos ocho años en el número de niños y jóvenes inscritos en el sistema educativo. 

El reto es doble si consideramos que México ya enfrentaba una crisis de aprendizaje pues alrededor de 80 por ciento de los niños y niñas de primaria no alcanzan los niveles deseados de comprensión lectora y matemáticas. 

Es paradójico que detrás del discurso que muchos replican sobre una transición digital más acelerada gracias a la pandemia, la experiencia en el sector educativo nos obliga a reflexionar justo sobre lo contrario: el mundo virtual es un privilegio pese al discurso oficial y los millones invertidos para llevar Internet en espacios públicos. 

El Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia realizó un estudio sobre el estado emocional de los niños tras el encierro. Identificaron un alto grado de sedentarismo, bajo rendimiento escolar, indisciplina y falta de hábitos que derivan en hostilidad, temor a la socialización e introversión. 

También detectaron que quienes ya tenían dificultades sociales e interpersonales, dejaron de necesitar a los amigos y se tornaron más introvertidos y antisociales.

La generación COVID-19 enfrentó la disrupción más significativa en la historia de la educación. ¿Qué vamos a hacer para evitar que el daño sea irreversible? 
 

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