Se prepara la desbandada. El Gobierno de Aristóteles Sandoval cerrará con una alineación completamente distinta a la actual. Es normal en una administración que está llena de políticos en edad de merecer. La mayoría está en el momento culmen de su carrera política y nadie se quiere ir a su casa, al menos claro que el gobernador y los electores, en ese orden, decidan otra cosa. El primero en salir fue Antonio Cruces Mada. Él dijo que para buscar la candidatura en Zapopan, pero eso no se lo cree nadie. El desorden administrativo de Cruces, por decirlo bonito, es de tal dimensión que lo han candidateado a los tribunales, pero no precisamente del lado de los jueces.Luego anunciaron su intención de buscar alguna candidatura el fiscal Eduardo Almaguer y el secretario de Educación, Francisco Ayón. Les seguirá, seguro, el secretario de Desarrollo e Integración Social, Miguel Castro Reynoso y probablemente algunos otros, como el secretario de Gobierno, Roberto López Lara, y no descartemos alguno más que se quiera colar por ahí.Ayón al parecer buscará el Senado, una posición que parecía firme hasta que a Kumamoto se le ocurrió meterse en ese camino y descuadrarlo todo; Almaguer y Miguel Castro aparentemente buscan la misma posición, la alcaldía de Guadalajara, pero en realidad ambos son al mismo tiempo las fichas del gobernador para apostar a la gubernatura, en caso de que Arturo Zamora decida no contender. López Lara había planteado también la posibilidad de ir al Senado, pero como están las cosas podríamos verlo en una diputación.La pregunta es quién va a cerrar la puerta, quiénes serán los encargados de entregar el Gobierno. Lo normal en estos casos es subir a alguno de los subsecretarios, alguien que conozca la operación porque de lo que se trata ya no es de generar una visión o de emprender nuevos proyectos sino simple y llanamente terminar lo que está en proceso y pasar la estafeta ordenadamente. La segunda opción, y eso es lo que hay que cuidar, es que el Gobierno caiga en la tentación de meter en las secretarías a operadores políticos que usen los presupuestos públicos para empujar a los candidatos de su partido, en este caso el PRI. Hay que poner por ello especial atención en los relevos en las secretarías de Desarrollo e Integración Social y Educación: la primera maneja todos los programas sociales y la segunda es la que tiene más recursos y la mayor nómina.Ahora sí que en los relevos por venir el nombre es el mensaje.
